26 de junio: Día Internacional contra el Uso indebido de Drogas

Posted On 28 Jun 2019
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Un hombre murió recientemente en un vuelo de Bogotá a Tokio tras haber ingerido 246 paquetes de cocaína, según difundieron distintos medios de comunicación. Claro que no hace falta semejante despropósito para sufrir las consecuencias del abuso de drogas. La cocaína, la marihuana, las anfetaminas y otras drogas de consumo ilegal pueden generar arritmias y aumento de la presión arterial, isquemia e infartos. A largo plazo, algunas drogas pueden, incluso, provocar rupturas en las paredes de las arterias que conducen sangre al corazón. En algunos casos, ciertas drogas producen una intoxicación tan severa que culmina en la muerte súbita.

El aumento del consumo de drogas de distinto tipo entre los adolescentes y adultos argentinos es motivo de preocupación entre especialistas. Según un reciente informe del Observatorio Interamericano sobre Drogas de la OEA, la Argentina lidera a nivel continental la ingesta de alcohol en la población general. Además, las encuestas oficiales muestran que la mitad de los estudiantes secundarios argentinos ha consumido bebidas alcohólicas en el último mes.

Si bien el cannabis tiene usos medicinales aceptados en algunos países del mundo y hasta los chinos inhalaban el humo de la marihuana con propósitos rituales 2.500 años atrás, hoy se sabe que la marihuana y los cannabinoides sintéticos pueden tener efectos adversos cardiovasculares, especialmente en los pacientes cardíacos y, más aún, cuando la droga es ingerida en forma oral (mezclada en alimentos), en lugar de ser inhalada.

La marihuana activa el sistema simpático e inhibe el parasimpático, y puede desencadenar un síndrome coronario agudo y un ACV isquémico. En este sentido, los especialistas advierten sobre el aumento del consumo de marihuana en el país: mientras el 3,2% de la población argentina fumaba cannabis en 2010, hoy la prevalencia de consumo de marihuana trepó al 7,8%, según el informe de la OEA, que recoge datos publicados por la Sedronar en 2017.

Atención con los estimulantes

Con todo, la cocaína es la droga ilegal cuyo abuso genera más problemas cardíacos. De ahí la alarma por el alto consumo en la Argentina, donde el 1,6% de la población general usó cocaína en el último año estudiado (casi lo mismo que en Estados Unidos, donde lo hizo el 1,9%). Los usuarios regulares de cocaína pueden sufrir hipertensión, espasmos coronarios, bradicardia o un engrosamiento de las paredes del corazón. Los consumidores pueden padecer eventos cardíacos agudos (infarto de miocardio, arritmias) o enfermedades crónicas (por ejemplo, cardiomiopatías), según concluyó una revisión sistemática de estudios.

La asociación entre infarto de miocardio y consumo de marihuana y cocaína en menores de 50 años fue enfatizada en un estudio publicado en JACC el año pasado. Según los autores liderados por Jon Blankstein, de la Escuela de Medicina de Harvard, el 10% de los adultos jóvenes atendido en dos hospitales estadounidenses había consumido marihuana o cocaína -o ambas drogas- en la semana previa a sufrir un infarto. El consumo de drogas se asoció significativamente con mortalidad por todas las causas y por causas cardiovasculares.

Los pacientes que consumían drogas, dicen los investigadores en JACC, tuvieron infartos a edades más tempranas. Además, fumaban más tabaco que los que no tenían antecedentes de uso de cocaína o marihuana y padecieron más paros cardíacos en el momento del infarto. “El abuso de sustancias es un factor de riesgo para tener un infarto prematuro”, advirtieron Ersilia DeFilpipis y sus colegas en JACC.

Por otra parte, un reciente estudio publicado en Radiology: Cardiothoracic Imaging mostró que la resonancia magnética es una prueba eficaz para diagnosticar alteraciones cardíacas asociadas a la cocaína y diferenciar, en forma no invasiva, cuadros agudos y crónicos. “El verdadero desafío es el diagnóstico temprano de la miocardiopatía inducida por cocaína, especialmente, en su estadio asintomático”, subrayó Marco Francone, de la Universidad La Sapienza, en Roma. “El diagnóstico temprano puede tener un impacto significativo en los resultados clínicos, previniendo la evolución hacia la insuficiencia cardíaca”.

En cuanto a los opioides, que generan cada vez más preocupación en los países desarrollados por su consumo “epidémico”, generan el efecto contrario al de cocaína: baja de la presión y del ritmo cardíaco.
Finalmente, en los últimos años ha crecido el consumo de metanfetaminas (como el llamado “cristal”) y MDMA (“éxtasis”), drogas que generan numerosos eventos agudos en los jóvenes que las consumen durante fiestas electrónicas.

De hecho, 1 de cada 5 ACV fatales en personas jóvenes (15 a 44 años) se asocia con el consumo de psicoestimulantes como la cocaína, el MDMA y las metanfetaminas, entre otras drogas ilegales y legales, de acuerdo con un reciente estudio australiano.

Por la extensión de su consumo recreacional, el MDMA está en la mira de los toxicólogos y, cada vez más, de los cardiólogos, ya que genera complicaciones cardiovasculares, hipertensión e hipertermia. Si bien el MDMA puede tener efectos “benéficos” en situaciones sociales, como aumentar la empatía y disminuir el estrés, también puede desencadenar un síndrome serotoninérgico y producir muerte súbita con una sola toma, advierten los especialistas.

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Por Alejandra Folgarait