5 hábitos saludables reducen 86% el riesgo de infarto
Cuatro de cada cinco casos de infarto de miocardio pueden ser prevenidos mediante una combinación de dieta saludable, peso adecuado, ejercicios regulares, poco consumo de alcohol y nada de tabaco, según un estudio sueco publicado en el Journal of the American College of Cardiology (JACC).
El estudio poblacional comparó los estilos de vida de 20.721 hombres de 45 a 79 años, que contestaron un cuestionario sobre sus hábitos de vida. Al cabo de 11 años, quienes cumplían con cinco parámetros saludables tuvieron un 86% menos riesgo de infarto de miocardio. Los hombres que tenían los cinco factores de bajo riesgo (dieta, peso adecuado, ejercicio físico regular, consumo diario de menos de 30 gramos de alcohol y nulo de tabaco), comparados con aquellos que no tenían ninguno, tuvieron un riesgo relativo de 0.14 (IC 95%: 0.04 – 0.43).
Es cierto que apenas el 1% de los varones del estudio hicieron todos los deberes, pero aún quienes no cumplieron con alguno de cinco hábitos saludables obtuvieron beneficios cardíacos.
Comer una dieta balanceada –nada extremo sino una alimentación con muchos granos enteros, frutas y verduras, pescado y lácteos descremados-, bajó el riesgo de infarto un 20%. “Un aumento en la adherencia a las conductas saludables se asoció a un menor riesgo de infarto incluso en los hombres con hipertensión y colesterol alto”, agregó Agneta Akesson, investigadora del Instituto Karolinska y líder del estudio.
La mitad de los infartos se registró en quienes combinaban cigarrillo, alcohol y una mala alimentación, en tanto que uno de cada cuatro infartos se produjo en hombres que tomaban alcohol en exceso y comían alimentos poco saludables.
Para prevenir infartos, la adiposidad abdominal no debe contribuir a una cintura de más de 95 centímetros de circunferencia. En cuanto a la actividad física, los científicos encontraron un beneficio cardiovascular con 40 minutos diarios de caminata o bicicleta, más una hora de ejercicio semanal.
“No sorprende que un estilo de vida saludable conduzca a una reducción de los ataques cardíacos”, reconoció Akesson. “Lo que sorprende es la caída drástica del riesgo debida a estos factores”. La profesora de Medicina Ambiental subrayó que los comportamientos de riesgo son modificables, pero que lo mejor es adoptar un estilo de vida saludable tempranamente en la vida. “Estos hallazgos subrayan la primacía del estilo de vida saludable”, escribió Dariush Mozaffarian, de la Universidad Tufts, en un editorial que acompaña al estudio. “Las metas de estilo de vida no deben ser formuladas sólo para el control del peso, la presión arterial, el colesterol o la glucosa. Una dieta más saludable, mayor ejercicio y no fumar producen beneficios adicionales para toda la salud, no sólo la cardiovascular”.