Alcohol: dudas sobre su beneficio cardiovascular
Por Alejandra Folgarait
El alcohol no sería benéfico para la salud cardiovascular ni siquiera en bajas dosis, según un estudio que acaba de publicar British Medical Journal.
Se sabe que el consumo de alcohol está íntimamente vinculado con los accidentes de tránsito, ciertas patologías hepáticas y varios cánceres (esófago, mama, colon, entre otros). Sin embargo, en el terreno de la cardiología, varios estudios observacionales habían encontrado que las personas que tomaban alcohol en forma moderada presentaban menos mortalidad y enfermedades cardiovasculares.
A partir de estos estudios, la recomendación de beber un vaso diario de vino para las mujeres y hasta dos para los hombres se tornó moneda corriente. Sin embargo, ahora, un estudio genético revela que existe una relación estrecha entre tomar alcohol –en cualquier dosis- y la enfermedad coronaria.
El nuevo análisis mendeliano se centró en una variante (rs1229984) del gen de la enzima dehidrogenasa (ADH1B), que interviene en el metabolismo del alcohol. Las personas que portan este alelo A degradan más rápidamente el alcohol y suelen padecer calores, náuseas y mareos inmediatamente tras el consumo. Por eso, estas personas suelen beber menos que el resto de la población. En este sentido, se considera que esta variante genética otorga “protección” contra el alcohol.
Al analizar los perfiles genéticos y los datos de enfermedades cardiovasculares de 260.000 participantes (con ancestros europeos) de 56 estudios epidemiológicos, los investigadores descubrieron que quienes portaban el alelo “protector” no sólo habían consumido menos alcohol sino que también habían sufrido menos ACV isquémicos y enfermedad coronaria. Asimismo, tenían menores valores de presión sistólica y biomarcadores de inflamación, así como también un menor Índice de Masa Corporal.
Específicamente, el estudio mostró que beber un 17% menos de alcohol (unos 10 ml de etanol) se asoció con un 10% menos de riesgo de enfermedad coronaria. “Estos resultados son importantes para entender cómo el alcohol afecta la enfermedad cardiovascular”, evaluó Michael Holmes, co-autor del estudio e investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania. “Contrariamente a lo que mostraban los reportes previos, ahora parece que cualquier exposición al alcohol tiene un impacto negativo sobre la salud cardíaca”.
“La reducción del consumo de alcohol, incluso en los bebedores moderados, es beneficial para la salud cardiovascular”, concluyó el consorcio internacional de investigadores liderados por Juan P. Casas, profesor de Epidemiología de la London School of Hygiene & Tropical Medicine.
¿Qué es un consumo moderado?
La cuestión de cuánto alcohol es mucho no encuentra aún un consenso entre los especialistas. En general, se considera un trago por día (máximo dos, en los hombres) es un consumo moderado. Un trago representa 15 gramos de alcohol, equivalentes a 350 ml de cerveza, 150 ml de vino o 45 ml de licor de alta graduación.
César Fraga, profesor de Fisicoquímica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, relativiza el estudio y sostiene que es preciso diferenciar entre alcohol y vino. “Mi visión científica es que tomar todos los días un vaso de vino es bueno para la salud; ese vaso puede ser considerado parte de las 5 ó 6 porciones diarias de frutas y verduras recomendadas dentro de la dieta saludable”, reflexiona el investigador del Conicet, quien ha estudiado los antioxidantes presentes en el vino y en el chocolate.
Para Walter Masson, cardiólogo del Hospital Italiano, no existen evidencias que avalen la recomendación de tomar alcohol para reducir el riesgo cardiovascular. “Si bien hay muchos estudios fisiopatológicos y observacionales que apuntan a un posible efecto protector del vino, lo cierto es que no hay evidencias experimentales que lo confirmen en seres humanos”, sostiene Masson, quien fue director del Consejo de Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la SAC. “El nuevo estudio del BMJ, que tiene una metodología más robusta que los trabajos epidemiológicos, concluye que el alcohol no reduce el riesgo cardiovascular. Si bien hay que esperar nuevos estudios para establecer una recomendación certera, lo cierto es que las dudas sobre el efecto benéfico del alcohol ahora son mayores que antes.”
Un problema sanitario
Los estudios que vinculan el alcohol a la salud cardiovascular cobran especial relevancia en el continente americano, donde las muertes por alcohol superan al promedio mundial. Según un informe de 2011 del Ministerio de Salud de la Nación, el consumo de alcohol en la región de las Américas es aproximadamente 50% mayor que el promedio mundial.
En la Argentina, un 10% de la población muestra un consumo habitual de riesgo (más de 1 ó 2 tragos por día, según sexo). Preocupa especialmente el aumento del consumo entre los jóvenes, que empiezan a tomar alcohol a los 13 años. La última encuesta en alumnos secundarios reveló que la mitad tomó alcohol durante el mes previo y que el 65% de ellos reconoció haber tomado cinco o más tragos en una misma ocasión.
En este contexto, cada vez más médicos dudan a la hora de recomendar a la población una ingesta diaria de alcohol por sus supuestos efectos benéficos sobre el corazón.
Fibrilación atrial y alcohol
Un nuevo estudio, publicado en el Journal of the American College of Cardiology, vincula el consumo moderado de alcohol con la fibrilación atrial. Según la revisión de cohortes suecas, el consumo de más de 14 tragos semanales de vino o más de 7 tragos de bebidas espirituosas se asocia significativamente con fibrilación auricular. El riesgo aumenta por cada trago extra consumido.
La asociación, sin embargo, no se confirmó para la cerveza, acaso porque ésta se consume en forma constante y no durante los fines de semana, como el licor y el vino.