Coronavirus: Medidas para frenar la pandemia de fake news y pánico
La epidemia de COVID-19 se extendió por más de 100 países y ya sumó más de una docena de casos importados y un muerto en la Argentina. Ante la situación, el American College of Cardiology (ACC) y la World Heart Federation tomaron la decisión sin precedentes de suspender el Congreso Mundial de Cardiología que se iba a realizar el 28 de marzo en Chicago, Estados Unidos. Por su parte, la Universidad de Buenos Aires determinó que tanto profesores como alumnos que hayan viajado a zonas con transmisión local del coronavirus –incluyendo Estados Unidos- deben abstenerse de concurrir a la UBA durante los siguientes 15 días de arribados, con derecho a licencia. En cuanto al Ministerio de Salud de la Nación, implementó una serie de medidas de control, como la recomendación de aislamiento voluntario para quienes vengan de países afectados.
El ACC actualizó una guía para atender a pacientes cardiovasculares con COVID-19 tanto en el entorno ambulatorio como en internación. Si bien la letalidad del SARS-CoV-2 global se estima en 2,3%, los expertos norteamericanos advirtieron que puede alcanzar al 10,5 % en pacientes con enfermedad cardiovascular y al 6% en pacientes con hipertensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó el riesgo de muerte de pacientes cardiovasculares en 13%.
“Ahora que el coronavirus ha hecho pie en tantos países, la amenaza de una pandemia se ha vuelto muy real”, declaró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, en una conferencia de prensa el 9 de marzo pasado.
Ante la viralización de fake news, la OMS hizo un llamamiento para frenar la “infodemia” que asuela al planeta a través de redes sociales, sitios web y hasta mensajes de Whatsapp. En este sentido, la SAC se suma a la campaña para difundir información confiable a los cardiólogos y a la comunidad general con recomendaciones sanitarias basadas en evidencias científicas.
El director de la OMS enfatizó que “la lucha contra los rumores y la desinformación es una parte vital de la batalla contra el virus”. Tedros agregó: “sabemos que la gente tiene miedo, y eso es normal y apropiado. Pero el miedo puede ser moderado con información precisa”.
Una de las recomendaciones principales es promover la consulta de fuentes confiables de información, ya sea organismos de salud como la OMS, la OPS y el Ministerio de Salud como revistas científicas actualizadas y sociedades científicas reconocidas.
Por ejemplo, es importante aclarar que, aunque mucha gente comparta una entrada de Wikipedia que recomienda utilizar sal para evitar el contagio, no existe ninguna evidencia de su eficacia, y la enciclopedia on line no es una buena fuente para informarse sobre el nuevo coronavirus.
A veces, algunas celebridades falsean datos para tener mayor influencia en el público. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a acusar a los demócratas de exagerar los datos de la epidemia con fines políticos y hasta contradijo públicamente la última cifra de la OMS sobre la letalidad del SARS-CoV-2 (3,4%). Por su parte, florecen todo tipo de teorías conspirativas sin ningún sustento, como la que afirma que el nuevo coronavirus es fruto de un laboratorio secreto de armas biológicas, cuando los científicos saben que los coronavirus se originan en mutaciones virales generalmente producidas en murciélagos, que pasan al ser humano a través de otros animales (algo muy probable en China, donde hay mercados de animales exóticos vivos para alimentación humana).
Uno de los focos de las fake news en la Argentina son los barbijos. La OMS insiste en la necesidad de frenar la compulsión de adquirirlos, ya que se necesitan unas 89 millones de máscaras por mes en el mundo para enfrentar la epidemia y ya hay escasez de máscaras y otros elementos de protección para el personal sanitario.
El fallecimiento de un paciente argentino con antecedentes de diabetes, hipertensión, EPOC e insuficiencia renal crónica, que desarrolló una neumonía grave y fue internado el 4 de marzo pasado directamente en el shock room de un hospital público de la Ciudad de Buenos Aires, obliga a redoblar los esfuerzos para que las personas con síntomas de COVID-19 (dificultad para respirar, tos, fiebre) consulten en forma temprana al médico si han viajado a alguna de las zonas con alta circulación viral (Italia, Francia, Alemania, España, Japón, Corea del Sur, Irán, China, entre otros países).
En esta línea, la World Heart Federation publicó recientemente una guía básica para poblaciones en desarrollo en la que aconseja a los pacientes con enfermedades crónicas (respiratorias, HIV, cardiomiopatía, enfermedad reumática, antecedentes de infarto, cáncer y autoinmunes) mantener al menos un metro de distancia respecto de personas con síntomas respiratorios y también evitar los encuentros masivos y los viajes, en la medida de lo posible.
Reducir la transmisión viral depende de medidas individuales, laborales y sociales. La OMS desarrolló recomendaciones específicas para implementar el trabajo a distancia y reducir riesgos en meetings. En un reciente comentario editorial, investigadores británicos advirtieron en The Lancet que será clave el comportamiento de la población para determinar la dinámica de la epidemia. Disminuir el pánico con información confiable es elemento indispensable para contener el virus SARS-CoV 2, y también para mitigar sus efectos sobre la población añosa o con enfermedades crónicas, una vez que se instala la transmisión en la comunidad.
Se estima que el tiempo de duplicación de los casos de COVID-19 confirmados es de alrededor de 4 a 6 días fuera de China. Como el crecimiento de los casos es exponencial, los expertos advierten que habrá que estar preparados para un escenario complejo en el futuro cercano.
Por Alejandra Folgarait