Día de la Hipertensión: Claves para mejorar la situación en el país
Por Alejandra Folgarait
El panorama de la hipertensión inquieta en la Argentina. Según los últimos datos del estudio RENATA II, 36% de los adultos tiene una presión arterial por encima de 140/90 mmHg, que son los límites máximos de presión sistólica y diastólica, respectivamente. Lo que quizás es peor es que casi el 40% de los hipertensos no sabe que lo es, por lo que no puede beneficiarse del tratamiento existente. De ahí que lo mejor es que todas las personas chequeen regularmente su presión arterial mediante un método científico probado y que la población adopte desde la infancia una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, y sin sal agregada a las comidas. Los especialistas también recomiendan realizar ejercicios físicos a diario.
“Nos preocupa que la gente no sepa que tiene hipertensión y que, además, un alto porcentaje de los pacientes tratados no logren tener sus valores de presión controlados”, subraya Rosana Elesgaray, directora del Consejo de Hipertensión de la SAC. “Es importante que los argentinos controlen su presión no sólo una vez por año, cuando van al médico, sino también en forma ambulatoria, en su hogar, con tensiómetros validados”, agrega la profesora de Fisiología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e investigadora en hipertensión.
La Sociedad Interamericana de Cardiología, junto con la Organización Panamericana de la Salud y la World Heart Federation, lanzó una campaña para que toda la población del continente conozca sus números de presión sistólica y diastólica. Éste es el primer paso para poder diagnosticarla y manejarla en forma adecuada.
La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para padecer un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular (ACV). El aumento de la presión arterial se asocia en hasta la mitad de los pacientes con diabetes y, frecuentemente, también con la obesidad. Además, la hipertensión no controlada conduce al daño renal, entre otras complicaciones.
Precisamente, un estudio realizado por investigadores de la UBA y el Hospital Alemán, que recibió el Premio “Braun Menéndez” durante el último Congreso Argentino de Cardiología, reveló uno de los mecanismos básicos que conducen a la hipertensión en el síndrome metabólico y que genera alteraciones en el riñón con el tiempo.
Índice L-dopa/dopamina: ¿un nuevo marcador?
El estudio premiado, realizado en ratas alimentadas con altas cantidades de fructosa, mostró que la alteración de ciertos sistemas natriuréticos renales se asocia con hipertensión y precede en el tiempo a la aparición de daño renal. Básicamente, los científicos observaron una disminución del péptido natriurético atrial (ANP) y de la dopamina renal antes de que se presentara microalbuminuria en la orina (señal de alteración de la función renal).
Se sabía que la interacción entre el ANP y la dopamina renal, sintetizada a partir de L-dopa en las células tubulares proximales, contribuye a la regulación del manejo renal del sodio y el control de la presión arterial. Los investigadores mostraron, en un modelo de síndrome metabólico animal, que la sobrecarga de fructosa se asocia a un aumento de la insulinemia y de la presión arterial, y a la disminución en la excreción urinaria de sodio desde la semana 4 de tratamiento con azúcar.
Los científicos argentinos encontraron también un incremento de la excreción urinaria de L-dopa y una disminución de dopamina (lo que se tradujo en un aumento del cociente L-dopa/dopamina) desde esa misma semana, mientras que el ANP plasmático se redujo en las semanas 8 y 12. Finalmente, las señales de microalbuminuria se presentaron a partir de la semana 12, según el trabajo que será publicado en la Revista Argentina de Cardiología.
¿Qué impacto clínico puede tener este hallazgo? “En primer lugar, se podría utilizar la alteración de los sistemas natriuréticos como marcador predictivo del daño renal”, señala la bioquímica Natalia Rukavina, primera autora del estudio que llevó a cabo durante su doctorado en el Instituto de Investigaciones Cardiológicas (ININCA) de UBA-Conicet. “En particular, proponemos que el Índice L-dopa/dopamina, a partir del análisis de los niveles de excreción de estos compuestos en la orina, sea el marcador a utilizar en el futuro”, explica la investigadora.
Otra aplicación posible sería utilizar un fármaco dopaminérgico que actúe a nivel renal para restaurar el sistema natriurético, tratar la hipertensión y evitar el daño renal. “Todavía no contamos con esta droga, pero hay algunas candidatas y en el futuro podrían utilizarse como tratamiento”, apuesta Rukavina, quien recibió el Premio “Eduardo Braun Menéndez” durante el último Acto Académico, junto con sus colegas Nicolás Kouyoumdzian, Julieta Del Mauro, Mariela Gironacci, Ana M. Puyó, Jorge Toblli, Belisario Fernández y Marcelo Choi.
La investigación básica y clínica van de la mano en el Consejo de Hipertensión Arterial de la SAC, que prepara su próximo congreso para el 14 y 15 de septiembre de este año. Pero los expertos enfatizan que sólo cuando la información sobre hipertensión llegue a la comunidad, la situación podrá cambiar en la Argentina.
Cómo tomarse la presión en forma adecuada
Fuente: Fundación Cardiológica Argentina.