Día Mundial Sin Tabaco: El rol de la intervención cardiológica
Por Alejandra Folgarait
Cada 31 de mayo se celebra en todo el mundo el Día sin Tabaco. En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la vinculación entre el cigarrillo y las enfermedades cardiovasculares y la necesidad de implementar políticas públicas para disminuir tanto el consumo como las cardiopatías.
Alrededor de 7 millones de personas en el mundo mueren cada año por causa del tabaco y 900.000 de estas muertes ocurren en personas que respiran humo ajeno. El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular y vasculopatía periférica. La World Heart Federation (WHF) estima que el cigarrillo causa un 10% de las enfermedades cardiovasculares. Según el Center for Diseases Control (CDC) de Estados Unidos, 1 de cada 3 muertes pueden atribuirse al tabaco.
Debido a la acción del tabaco sobre los vasos sanguíneos, el cigarrillo se asocia con un aumento de la presión arterial y una disminución de la tolerancia al ejercicio. Además, el tabaco disminuye la capacidad de transporte de oxígeno en la sangre y aumenta el riesgo de formación de trombos. Finalmente, el tabaco aumenta los triglicéridos, disminuye el colesterol HDL e incrementa la formación de placas ateroscleróticas.
Una de las tendencias que más preocupa actualmente es el crecimiento del tabaquismo entre las mujeres. El riesgo de enfermedad coronaria es 25% más alto en mujeres fumadoras que en hombres tabaquistas. El riesgo de un infarto de miocardio no fatal aumenta 5,6% por cada cigarrillo fumado.
Existe una relación positiva entre la dosis de nicotina y la respuesta. Sin embargo, un reciente estudio mostró que un solo cigarrillo aumenta 50% el riesgo de enfermedad coronaria y ACV.
Cesación tabáquica
Entre los objetivos para el año 2025, la WHF propuso disminuir un 30% el consumo de tabaco. Afortunadamente, el tabaquismo es un factor de riesgo que puede controlarse con programas especiales de cesación tabáquica.
En la Argentina, según la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (GATS, por sus siglas en inglés), 29,4% de los varones y 15,6% de las mujeres mayores de 15 años fumaban tabaco en 2012, cuando se realizó la consulta. Casi la mitad de quienes fumaban, confesaron que habían intentado –sin éxito- dejar el cigarrillo durante el año previo.
Aunque más del 99% de la población argentina adulta declara saber que el cigarrillo se asocia a enfermedades graves y 7 de cada 10 argentinos planearon dejarlo, abandonar el hábito de fumar no resulta fácil, ya que la nicotina genera una verdadera adicción, incluyendo un síndrome de abstinencia al abandonarla.
“Si bien se encuentra en descenso, la prevalencia de tabaquismo en la Argentina es una de las más elevadas de América Latina”, subraya Adriana Ángel, directora del Consejo de Epidemiología y Prevención Vascular de la SAC. Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2013, fuma el 25,1% de la población adulta. Cada año, 40.000 argentinos mueren por causas relacionadas con el consumo de tabaco y se estima que unos 6.000 no fumadores mueren por tabaquismo pasivo, recuerda la cardióloga. “Dentro de todas las medidas destinadas al control del tabaco, la cesación es la intervención que más rápidamente reduce la mortalidad atribuible al tabaco en la población”, afirma la especialista.
“Los profesionales de la salud deberían incorporar la intervención breve como parte de su práctica habitual”, recomienda Ángel. “El objetivo principal es asegurar que todo fumador sea identificado y se le ofrezca un pequeño espacio de reflexión, para favorecer la motivación o para brindarle tratamiento”.
La intervención “5 A” de cesación tabáquica, que generalmente se extiende a cuatro consultas, consiste en cinco pasos claves: Averiguar, Aconsejar, Animar, Ayudar y Acompañar. “Es importante entender que dejar de fumar es un proceso y los fumadores van avanzando por etapas hasta llegar a la fase de acción y mantenimiento”, señala Ángel.
El uso de fármacos (chicles o parches de nicotina, bupropión, vareniclina) duplica las probabilidades de éxito de un intento de dejar de fumar. “Pero los fármacos deben indicarse como parte de un tratamiento integral y no como opciones aisladas”, enfatiza la cardióloga de la SAC. “El seguimiento médico es imprescindible y debería hacerse al menos una consulta en la primera semana del abandono y otra al mes”.
La estrategia de la OMS
Como enfermedad crónica, el tabaquismo no sólo requiere medidas individuales sino también políticas públicas. Tras subrayar que mil millones de fumadores viven en países de ingresos bajos o medios, la OMS propone una estrategia conocida como “MPOWER” para que los países disminuyan el tabaquismo y las enfermedades asociadas (cardiovasculares, respiratorias, cáncer):
Monitor: vigilar el consumo de tabaco y aplicar políticas preventivas;
Protect: proteger a la población de la exposición al humo del tabaco prohibiendo el consumo de este producto en los espacios públicos cerrados, los lugares de trabajo y los transportes públicos;
Offer: prestar apoyo para abandonar el hábito tabáquico mediante ayudas generalizadas a todos los fumadores y con cobertura de costos, que incluyan un breve asesoramiento ofrecido por trabajadores sanitarios y líneas telefónicas nacionales de ayuda, sin costo para el usuario;
Warn: advertir de los peligros del tabaco utilizando un empaquetado neutro/normalizado y/o grandes advertencias sanitarias gráficas en todos los paquetes de tabaco, y llevar a cabo campañas eficaces en los medios de comunicación para advertir a la población de los daños que causa el consumo de este producto y la exposición al humo de tabaco ajeno.
Enforce: prohibir toda forma de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco; y
Raise: aumentar los impuestos a los productos de tabaco y hacer que sean menos asequibles.
En concordancia con el Día Mudial sin Tabaco impulsado por la OMS y la WHF, la SAC y la FCA adhieren conjuntamente al Pedido de Ratificación del Convenio Marco de Control del Tabaco.