Ellas también se infartan, pero peor
Por Alejandra Folgarait
El Día Internacional de la Mujer tiene el propósito de generar conciencia sobre las desigualdades de género y promover la paridad de las mujeres en todos los ámbitos donde ellas participan, sean sociales, económicos, laborales o familiares. Velar por la salud cardiovascular de las mujeres y tomar en cuenta sus diferencias a la hora de enfermar son formas de celebrar este día desde la Cardiología.
Las mujeres suelen consultar menos que los hombres por síntomas de infarto, pero esto no significa que padezcan menos eventos. De hecho, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte femenina en el mundo, y también en la Argentina. En la Argentina, una de cada tres mujeres muere por causa cardiovascular, lo que representa que muere una mujer cada 11 minutos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación correspondientes al año 2010. A pesar de que el infarto de miocardio es la mayor amenaza para una mujer argentina, muchas de ellas aún le temen más al cáncer de mama que al corazón, de acuerdo con una encuesta realizada por la SAC.
En verdad, la situación de las mujeres puede ser peor que la de los hombres. Al año de sufrir un infarto agudo de miocardio, el 26% de las mujeres mueren, mientras que el 19% de los hombres corren la misma suerte en los Estados Unidos. A cinco años del evento agudo, la proporción de muertes es 47% entre las mujeres y 36% entre los hombres. La mortalidad sigue siendo mayor en las mujeres a largo plazo.
Según un reciente reporte de la American Heart Association, además, las enfermedades del corazón se presentan de manera diferente en las mujeres que en los hombres. Ellas padecen más frecuentemente infartos sin elevación del segmento ST y enfermedad coronaria no obstructiva.
Además, si bien el infarto puede manifestarse en ellas con el típico dolor de pecho que se irradia a los brazos y la mandíbula, en general los síntomas en las mujeres son menos específicos: mareos, vómitos, ansiedad generalizada, disnea, palpitaciones, dolor de hombros e indigestión pueden señalar la ocurrencia de una súbita falta de irrigación del corazón femenino. El 71% de las mujeres que tienen un infarto empiezan por sentir una extrema debilidad y síntomas parecidos al de la gripe, en lugar del clásico peso en el pecho.
Las mujeres tardan en promedio 53,7 horas en consultar al médico, mientras que los hombres demoran alrededor de 15 horas. La tardanza en el diagnóstico de un infarto de miocardio en las mujeres –tanto por la consulta tardía como por la inespecificidad de los síntomas- suele conducir a una revascularización tardía y aumenta la mortalidad de las mujeres.
Ellas suelen, además, recibir un tratamiento farmacológico menos completo que el de los hombres y son dos a tres veces más proclives a morir tras una cirugía de by-pass que los varones. En las mujeres que tienen entre 40 y 59 años, la mortalidad tras un by-pass se cuadriplica, según datos de la Women´s Heart Foundation de Estados Unidos.
1 de cada 8 mujeres pueden tener cáncer de mama. 1 de cada 3 mueren por causas cardiovasculares.
3 de cada 4 muertes cardiovasculares pueden ser prevenidas en las mujeres.
Según el estudio prospectivo VIRGO en mujeres menores de 55 años con infarto agudo de miocardio, ambos sexos se recuperan en forma semejante de un evento agudo, pero las mujeres tienen indicadores de salud física y mental consistentemente más bajos que los hombres un año después del evento. Por ejemplo, las mujeres reportaron más angina, menos satisfacción con el tratamiento, más limitaciones corporales y peor calidad de vida que los varones en los cuestionarios SAQ (Seattle Angina Questionnaire) y HRQOL (Health-related quality of life).
Factores de riesgo
El tabaquismo es la causa principal de infarto de miocardio en las mujeres menores de 55 años. Las que fuman tienen 7 veces más riesgo de padecer este evento que las que no lo hacen. Además, las fumadoras tienen el doble de riesgo de muerte súbita que las que nunca han tocado un cigarrillo.
La obesidad y la diabetes tipo 2 son grandes factores de riesgo de infarto en las mujeres. Por su parte, la hipertensión se asocia más con infarto agudo de miocardio en las mujeres que en los hombres. Además, las mujeres hipertensas que tienen trabajos físicos demandantes –en los que están mucho tiempo de pie o llevando cargas pesadas- tienen 3 veces más riesgo de enfermedad coronaria que las que tienen la presión normal y trabajos con exigencias físicas moderadas, según un estudio con enfermeras danesas publicado en el European Journal of Preventive Cardiology.
Es cierto que los niveles altos de colesterol LDL son tan malos en hombres como en mujeres. Pero las mujeres posmenopáusicas que tienen aumentados los triglicéridos y disminuido el colesterol “bueno” (HDL) tienen un riesgo mayor que el resto de la población.
En cuanto a la depresión, que es el doble de frecuente en mujeres que en los hombres, aumenta un 50% el riesgo femenino de infarto de miocardio. También hay señales de que la salud cardiovascular de las mujeres se ve afectada por el estrés matrimonial. En cambio, el acompañamiento social tiene un efecto beneficioso en ellas tras un infarto.
Otras desigualdades
Quienes investigan la relación entre el género femenino y el corazón llaman la atención sobre el “síndrome de wonder woman”: mujeres que se sienten omnipotentes y que se sobre-esfuerzan individualmente para cumplir con múltiples roles y tareas, y pagan luego la factura cardiovascular.
Si bien los eventos cardiovasculares se presentan en las mujeres a edades más avanzadas que en los hombres –por lo tanto, ellas pierden menos años productivos que ellos- y aunque la situación de las mujeres ha mejorado en la última década, los infartos de miocardio siguen siendo más graves en las mujeres que en los hombres.
¿Hay diferencias en lo que ocurre con las mujeres argentinas y las del resto del mundo? “No”, señala la cardióloga argentina Silvia Makhoul. “Las principales deficiencias en el diagnóstico y tratamiento son la escasa detección precoz, la consulta tardía, las demoras en el diagnóstico, la menor utilización de estudios complementarios y las escasas intervenciones terapéuticas implementadas en las mujeres. Pero la mayor deficiencia es la falta de información, porque ellas desconocen que la enfermedad cardiovascular es su principal causa de muerte y que no deben subestimar sintomatología alguna”, subraya la directora del Consejo de Ecocardiografía y Doppler Cardíaco de la SAC.
¿Existen desigualdades entre los sexos en la Cardiología misma? Según Makhoul, quien es cardióloga del Hospital Británico de Buenos Aires y del Hospital Juan Fernández, “en la última década se ha incrementado exponencialmente el número de mujeres que estudian Medicina, superando ampliamente a los hombres, pero aún ello no se vio plasmado en la especialidad y por ende en las sociedades científicas”.
En cuanto al acceso a puestos directivos, Makhoul recuerda que en la SAC hubo una sola presidente mujer. “Pero eso es cosa del pasado. En la actualidad se perfilan muchas cardiólogas como futuras presidentas y buena parte de ellas ocupan cargos jerárquicos en la Sociedad de Cardiología. Por ello, me atrevería a decir que las mujeres llegan de igual forma a ocupar puestos directivos”, se entusiasma la ecocardióloga de la SAC.
Por su parte, Mirta Diez, jefa de la sección Insuficiencia Cardíaca y Trasplante del ICBA, observa también un significativo incremento de mujeres en las residencias médicas, en la facultad y en la SAC misma. “Lo que es claro es que la mayoría de los jefes de cátedras, jefes de servicios y autoridades de la SAC son hombres”, señala la ex coordinadora general del Comité Científico de la SAC. “Como en todo orden laboral, las mujeres accedimos al mercado, pero tenemos más dificultad con los cargos jerárquicos. Creo que se debe a que las mujeres ejercemos la profesión mientras seguimos con una mayor carga familiar (embarazos, hijos, organización de la casa) y porque en los círculos jerárquicos, predominantemente masculinos, debe haber un prejuicio inconsciente”, apunta Diez.
Sandra Swieszkowski, directora del área de Docencia de la SAC, confirma que hay más cardiólogos que cardiólogas en la Argentina, pero dice que la desigualdad era mayor hace 15 ó 20 años. “La etapa de crecimiento profesional que continúa a la de formación médica y la formación como especialista en la Residencia coincide con el momento en que la mayoría de las mujeres decide disminuir su tiempo de dedicación a la carrera para dedicárselo a formar una familia y tener hijos. Hacer las dos cosas a la vez no es imposible, pero si muy estresante”, explica la cardióloga del Hospital de Clínicas de la UBA.
Como sea, las mujeres tienen hoy una preponderancia creciente en el mundo de la Cardiología. En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, es preciso que las diferencias femeninas salgan a la luz para, paradójicamente, lograr una mayor igualdad en su diagnóstico y tratamiento.