Estatinas: bajan el riesgo en enfermedad arterial periférica asintomática
Por Alejandra Folgarait
Mucho se habla del poder de las estatinas para disminuir el riesgo cardíaco en personas que ya han tenido un infarto cardíaco o tienen el colesterol por las nubes. Pero su uso en prevención primaria en personas con bajo riesgo cardiovascular es muy controvertido. Ahora, un nuevo estudio epidemiológico aporta argumentos para utilizar estatinas en personas con enfermedad arterial periférica sin síntomas, ya que estos fármacos disminuyen la mortalidad y los eventos cardiovasculares.
La enfermedad arterial periférica es producto del depósito de placas de colesterol (ateromas) en las arterias que están más allá del corazón (generalmente en las piernas, pero también en la carótida o en la aorta). Es un problema frecuente después de los 50 años y en personas que fuman (o lo han hecho), tienen colesterol alto o diabetes. La enfermedad arterial de miembros inferiores puede producir dolor en las piernas al caminar o, en el caso más extremo, dolor en reposo. También puede no dar síntomas, aunque es un reflejo de lo que sucede en las arterias del corazón y el cerebro.
Para diagnosticar esta enfermedad, se utilizan distintos estudios, que van desde una sencilla medición de la presión sanguínea en el tobillo y en el brazo (índice tobillo-brazo o ITB) hasta la realización de una ecografía doppler de miembros inferiores, entre otros métodos. Un ITB debajo de 0,9 o superior a 1,4 indica que existe una estrechez patológica de las arterias.
El nuevo estudio, publicado por el Journal of the American College of Cardiology (JACC), fue llevado adelante por un equipo español encabezado por Bonaventura Bolibar, de la Universidad Autónoma de Barcelona, sobre la base de un registro electrónico catalán de atención primaria. Los investigadores trabajaron sobre una cohorte de 5.480 personas, la mitad que habían recibido estatinas (cualquiera de las comercializadas en España) y la mitad que no. Con una edad promedio de 67 años, los participantes del estudio tenían un índice tobillo-brazo menor o igual a 0,95 y un riesgo de enfermedad coronaria a 10 años de 6,9% en promedio.
En este estudio caso-control, las personas que tomaban estatinas mostraron una reducción del riesgo absoluto de mortalidad por todas las causas y también una disminución del índice de eventos cardiovasculares mayores, como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, similar a la que se obtiene en prevención secundaria.
El tratamiento con estatinas produjo una reducción de 5 eventos cardiovasculares y 4 muertes por cada 1.000 individuos/año. Los autores sugieren que un índice ITB menor a 0,95 puede ser en sí mismo suficiente para indicar estatinas, más allá del riesgo. Además, un screening rutinario del índice tobillo-brazo podría ser una estrategia útil para identificar candidatos a una terapia con estatinas. De esta manera, se podría detectar hasta el 85% de individuos con enfermedad arterial periférica asintomática.
Índice tobillo-brazo. El estudio de la presión del tobillo y del brazo podría detectar quiénes tienen que tomar estatinas, más allá de su nivel de riesgo.
“Este es un trabajo espectacular”, se entusiasma Ignacio Martín Bluro, director del Área de Consensos y Normas de la SAC. “Tienen datos de 72.000 pacientes y eligen a 12.000 que tienen un índice tobillo-brazo entre 0.95 y 0,4, es decir, que tienen una estenosis pero no están muy enfermos. Encuentran que los tratados con estatinas tuvieron un riesgo 20% menor de padecer un infarto u otro evento mayor y un 19% menos de probabilidad de morir que los no tratados. Es impresionante”, evalúa el cardiólogo del Hospital Italiano.
Si bien el estudio de la presión tobillo-brazo está subutilizado en la Argentina, según Bluro, puede tener un impacto grande a nivel poblacional. “El estudio catalán sugiere que tenemos que identificar a las personas que tienen un bajo índice tobillo-brazo y tratarlos con estatinas. La enfermedad vascular periférica tiene una prevalencia muy alta, especialmente en diabéticos y tabaquistas. Y hemos visto en nuestro hospital que uno de cada tres pacientes con infarto tiene también enfermedad vascular periférica”, dice el cardiólogo.
Por su parte, Fernando Belcastro, miembro del Grupo Vascular del Consejo de Ecocardiografía y Doppler cardíaco de la SAC, señala que el estudio, a pesar de ser retrospectivo, es muy interesante. “En mi opinión, estamos atravesando una nueva era la medicina preventiva cardiovascular, focalizada en la búsqueda de placa ateroesclerótica a través de las imágenes, con una tendencia al mayor uso de estatinas. El estudio español abre una nueva puerta en este nuevo enfoque preventivo. Subrayo la utilidad del índice tobillo-brazo como herramienta útil para el screening, el diagnóstico y el pronóstico de la enfermedad arterial de los miembros inferiores, no sólo en pacientes sintomáticos sino también en quienes no presentan claudicación ni úlceras en las piernas”, dice el también coordinador del Centro de Medicina Vascular del ICBA.
Belcastro sostiene que este índice es un método útil y rápido, aunque requiere tener un aparato especial en el consultorio. El cardiólogo, además, recuerda que su utilización está avalada por la Guía Europea y por el consenso de la SAC como una indicación Clase I para el diagnóstico de enfermedad arterial de miembros inferiores.
“Todavía hacen falta más estudios para indicar estatinas a pacientes asintomáticos en forma masiva”, afirma Belcastro. Pero Bluro recuerda que “cuando duelen las piernas, el que sufre es el corazón”. Quizás sería hora de empezar a tratar a las personas con estatinas antes de que las piernas griten.