Estatinas: ¿Permiso para engordar?
Por Alejandra Folgarait
La nueva guía de colesterol presentada en Estados Unidos a fines de 2013 revolucionó la cardiología, al recomendar el uso de estatinas en todas las personas que tienen un determinado nivel de riesgo en una nueva escala (score).
Las recomendaciones del American College of Cardiology y la American Heart Association implican que millones de personas presuntamente sanas deberían tomar estatinas en dosis altas o medianas para bajar su riesgo cardiovascular, independientemente del nivel de colesterol que tengan en su sangre.
La polémica generada por la receta de “estatinas para todos” acaba de sumar un nuevo ingrediente. Al analizar datos de unos 28.000 estadounidenses del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), investigadores japoneses y norteamericanos descubrieron que los pacientes que toman estatinas tienen un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor y consumen una dieta más calórica que los que no están medicados. ¿Podrían ser las estatinas, entonces, una coartada para volver a los viejos hábitos?
Según el nuevo estudio publicado por JAMA Internal Medicine, en el año 2000 los usuarios de estatinas consumían menos calorías que el resto. Para 2005, la ingesta calórica se había igualado. En 2010, los norteamericanos que tomaban estatinas consumían un 9,6% más de calorías en general (y un 14% más de grasas), mientras que los no usuarios mantenían la misma ingesta calórica. Además, los pacientes tratados con estatinas habían experimentado un aumento de peso de entre 3 y 5 kg en una década.
¿Engordan las estatinas? Los expertos coinciden en que estos fármacos probablemente funcionen como un salvoconducto para que los pacientes transgredan las recomendaciones alimentarias, mientras los médicos hacen la vista gorda.
“El objetivo de las estatinas debería ser permitir a los pacientes bajar los riesgos que no pueden ser disminuidos sin medicación, no habilitarlos para ponerle manteca a la carne”, advierten los autores del estudio encabezado Takehiro Sugiyama, especialista en Salud Pública de la Universidad de Tokio.
Por su parte, Carlos Tajer, presidente de la SAC, aclara que “ninguna dieta baja en grasas o hidratos de carbono demostró beneficio pronóstico en enfermedad vascular”. En este sentido, la recomendación no es prohibirle las grasas a quienes toman estatinas sino recomendarles una alimentación equilibrada.