La remolacha podría reducir la presión arterial
Por Alejandra Folgarait
La hipertensión arterial causa más muertes en el mundo que el tabaquismo. Sin embargo, aproximadamente la mitad de la población mundial hipertensa no está controlada en forma adecuada, aún cuando se sabe que el control de la presión arterial reduce un 40% la incidencia de accidente cerebrovascular y un 25% el infarto de miocardio.
En la Argentina, según datos del Registro Nacional de Hipertensión Arterial (RENATA), casi la mitad de los hipertensos no sabe que lo son. De los que tienen diagnóstico de hipertensión, sólo la mitad recibe tratamiento, lo que implica que sólo uno de cada cuatro hipertensos toma medicación antihipertensiva en el país. Aun así, alrededor del 74% de los pacientes tratados no logra un adecuado control de su presión arterial.
Ante este panorama, se barajan múltiples intervenciones –tanto farmacológicas como nutricionales, además de cambios en el estilo de vida- para reducir la presión arterial. Una de las más sorprendentes es el jugo de remolacha, que ha mostrado ser efectivo para reducir la presión arterial en un ensayo clínico de fase II publicado recientemente en la revista Hypertension.
La remolacha tiene un alto contenido en nitratos inorgánicos, que se transforman dentro del organismo en nitritos y luego en óxido nítrico, un compuesto que tiene efecto vasodilatador. Este mecanismo podría contribuir a la disminución significativa de la presión arterial que se observó en el nuevo estudio británico.
Científicos de la Queen Mary University of London suministraron un vaso (250 ml) diario de jugo de remolacha (con una dosis aproximada de 6,4 mmol de nitratos) a 34 pacientes hipertensos de 18 a 85 años, mientras ofrecían el mismo jugo, pero sin nitratos, a un grupo control equivalente. Tras cuatro semanas, Vikas Kapil y sus colegas encontraron una significativa reducción de la presión sistólica y diastólica tomada tanto en el consultorio, como en forma ambulatoria durante 24 hs, y en el domicilio de los pacientes.
La reducción promedio fue de 7,7/2,4 mmHg en la presión arterial tomada en consultorio; de 7,7/5,2 mmg Hg en la modalidad ambulatoria durante 24 horas; y de 8,1/3,8 mm Hg en el hogar. Además, los investigadores encontraron un 20% de mejora en la función endotelial de los que tomaron jugo de remolacha con nitratos respecto del placebo.
“Independientemente del método con la que se la midió, la disminución de la presión fue clínicamente significativa, en tanto se asemejó a la reducción obtenida con un solo fármaco antihipertensivo a dosis estándar (9,1/5.5 mmHg)”, señalaron los autores del estudio. “Estos hallazgos sugieren que el nitrato dietario tiene un rol como tratamiento adyuvante accesible para el manejo de pacientes con hipertensión arterial”.
Un meta-análisis de 16 estudios randomizados -que incluyó a 254 personas de ambos sexos, tanto sanas como con comorbilidades (hipertensión, diabetes, enfermedad arterial periférica)- ya había mostrado el año pasado que el jugo de remolacha tiene un efecto benéfico sobre la presión arterial. Según el trabajo publicado en The Journal of Nutrition, los nitratos inorgánicos de la remolacha reducen especialmente la presión sistólica.
“El estudio publicado en Hypertension fue correctamente diseñado pero incluye a muy pocos pacientes como para sacar una conclusión a nivel de salud pública”, evalúa Claudio Majul, director del Consejo de Hipertensión de la SAC. “Llama la atención que resulten casi similares los valores de la presión en consultorio, ambulatorio de 24 horas y hogar, cuando habitualmente existen diferencias en los mismos. También es arriesgado asegurar que la disminución de 8 mmHg de presión arterial posterior a ingerir jugo de remolacha pueda adjudicarse sólo a sus efectos vasodilatadores”, agrega el especialista, quien anticipa que en 2015 la SAC volverá a hacer el estudio RENATA para evaluar la hipertensión en la población argentina.