Las redes sociales y el corazón
Por Alejandra Folgarait
Las redes sociales ya son parte del paisaje humano. La mayoría de la población urbana utiliza Facebook, Twitter, Instagram y otras aplicaciones sociales para compartir experiencias e información. Lo que podría ser asunto para el estudio sociológico se convierte en tema de cardiólogos cuando se analizan, por ejemplo, las interacciones de pacientes en Facebook o el número de veces que aparecen palabras como “infarto” en Twitter. Estos datos podrían ser utilizados como indicadores de la situación cardiovascular de los usuarios.
La plataforma del pajarito tiene hoy 300 millones de usuarios, que intercambian cientos de millones de mensajes (tuits) de 140 caracteres a diario sobre los más diversos temas, incluido el corazón. Por ejemplo, un reciente informe publicado en Jama Cardiology revela que se emitieron 4,9 millones de tuits vinculados a las enfermedades cardiovasculares entre 2009 y 2015.
El estudio encabezado por Raina Merchant, de la Universidad de Pennsylvania, analizó 10.000 millones de tuits escritos en inglés en busca de palabras clave asociadas con hipertensión, paro cardíaco, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio y diabetes. De los 550.338 tuits cardiovasculares que tuvieron como origen un usuario de Estados Unidos, casi 270.000 estuvieron ligados al infarto de miocardio y casi 240.000 a la diabetes. Los factores de riesgo y el manejo de la enfermedad coronaria también fueron temas populares en los mensajes. En cambio, menos de 10.000 tuits se refirieron a la insuficiencia cardíaca.
Quienes tuitearon mensajes ligados a enfermedad cardiovascular, eran mayores en edad que el resto (pero aún jóvenes, 28,7 años en promedio). Los investigadores norteamericanos identificaron tres picos en los mensajes, que estuvieron ligados a noticias en los medios. En cuanto al tono y el estilo, Merchant y sus colegas descubrieron que el 35% de los tuits se escribieron en primera persona y 3% se auto-identificaron como pacientes cardiovasculares; 16% se referían a noticias científicas y 5% eran avisos publicitarios. El 44,2% de los mensajes con contenido cardiovascular utilizaron metáforas y el 39% utilizaron lenguaje vinculado a emociones positivas o negativas. El 5% mostró humor.
¿Qué significan estos datos? Si bien pueden diferir de lo que ocurre realmente en la población, los tuits reflejan de alguna manera sus preocupaciones y sus estados anímicos. Algunos estudios sugieren que las emociones positivas podrían ser protectoras del corazón, mientras que otros aseguran que la ansiedad, la depresión y el estrés psicológico se asocian con distintas enfermedades cardiovasculares. En cuanto a los optimistas, un estudio israelí acaba de confirmar que sobreviven más años tras un infarto de miocardio y padecen menos inflamación sistémica que los que no tienen la misma esperanza sobre lo que vendrá en el futuro.
En este sentido, el análisis de las emociones en las redes sociales podrían ser útiles para la investigación clínica y para estudiar el impacto de la comunicación cardiológica en el público general.
De hecho, otro estudio, encabezado por el psicólogo estadounidense Martin Seligman, había mostrado en 2015 que el lenguaje utilizado en Twitter (palabras vinculadas al optimismo, a la ira o a la tristeza) podía predecir la mortalidad por enfermedad coronaria en Estados Unidos. Los investigadores señalan que el uso de Twitter para trazar mapas epidemiológicos y comunicar información sobre salud está en la infancia, pero auguran un importante crecimiento en el futuro cercano.
Mortalidad reportada por enfermedad coronaria al CDC (izquierda) vs mortalidad predicha por Twitter (derecha). Psychol Sci. 2015 Feb; 26(2).
Las dos caras de Facebook
Las redes sociales están siendo utilizadas para tomarle el pulso a la sociedad no sólo en cuestiones políticas sino también sanitarias. En un experimento muy controvertido realizado en 2014, Facebook modificó –sin aviso- el contenido emocional de las noticias que veían 680.000 usuarios, reduciendo las noticias positivas o negativas que aparecían en sus muros. Tras analizar el contenido de 3 millones de posts escritos en la semana siguiente por los usuarios, observaron que se correlacionaban con el tono negativo o positivo implementado por la compañía. Más allá de las críticas éticas que recibió el estudio, los investigadores de Facebook junto con los de la Universidad de Cornell mostraron que se puede generar un contagio emocional masivo a través de una red social virtual, sin necesidad de contacto físico personal.
Otros estudios realizados sobre usuarios de Facebook –que totalizan actualmente los 1.600 millones- mostraron que el uso frecuente de esta red se asocia con un incremento de las emociones negativas. Bastan 20 minutos de uso activo de Facebook para experimentar una disminución en el ánimo, comparados con 20 minutos de navegación por internet o 20 minutos de no uso, según un estudio austríaco. Probablemente, dicen los expertos, estos sentimientos son consecuencia de una comparación no realista con las imágenes que suben otros usuarios, a quienes se percibe más felices y exitosos, y a la idea de que usar redes sociales es una actividad no productiva.
¿Se podría reducir el ánimo depresivo indicando a las personas que dejen de usar redes sociales? Para testear esta hipótesis, el sociólogo Morten Tromholt, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, diseñó un experimento en el que le ofreció a cientos de usuarios de Facebook mantenerse alejados de la red durante una semana, mientras otros cientos continuaban usándolo. Tras una semana de abstinencia, el grupo tratado mostró mejoras en dos dimensiones del bienestar: la satisfacción con la vida y las emociones positivas. Las ganancias en bienestar dependieron del nivel previo de uso de Facebook, de si habían sido usuarios pasivos y si tendían a sentir envidia de los otros usuarios, según acaba de publicar el investigador dinamarqués en la revista Cyberpsychology, Behavior and Social Networking.
“Como mostraba la investigación previa, este estudio mostró que “fisgonear” en Facebook puede generar emociones negativas. Sin embargo, conectarse activamente con amigos cercanos, ya sea en la vida real o a través de Facebook, puede aumentar la sensación de bienestar”, subrayó Brenda Wiederhold, del Interactive Media Institute, en California, y el Virtual Reality Medical Institute, en Bélgica.
Precisamente, un estudio mostró recientemente que Facebook no sólo tiene efectos negativos en la salud sino que también se asocia a la longevidad. James Fowler y sus colegas de la Universidad de California monitorearon durante seis meses la actividad on line de 12 millones de usuarios nacidos entre 1945 y 1989 y la compararon con las estadísticas vitales de California. Según publicaron en PNAS, los investigadores descubrieron que los usuarios de Facebook con más actividad social on line –posteos de fotos y mensajes- eran los que menos riesgo de mortalidad tenían.
Como en la vida real, las personas que tienen más amigos on line viven más tiempo. Si bien los investigadores aclararon que el número de amigos en Facebook no se asocia con una disminución de la mortalidad oncológica, sí se vincula significativamente con una reducción en el riesgo de muerte por causas cardiovasculares. El riesgo de morir, según Fowler y sus colegas, es 12% menor en quienes usan Facebook respecto de los que no lo hacen, tanto en quienes padecen diabetes, enfermedad isquémica o ACV como demencia o infecciones. De todos modos, las ventajas en cuanto a longevidad se observan en quienes reciben pedidos de amistad más que en quienes inician los contactos. “Interactuar on line parece ser saludable cuando la actividad es moderada y se complementa con las interacciones en la vida real”, explicó William Hobbs, coautor del estudio. “Sólo en los que pasan mucho tiempo on line sin conectarse de otra manera con los demás es que se observa una asociación negativa.
Si bien este estudio puede tener muchas variables confundidoras, los autores concluyen que “la integración social on line está vinculada con una disminución del riesgo de muerte en diversos problemas críticos de salud”. Aunque se trata sólo de un estudio asociativo, “puede ser un paso importante para comprender cómo podrían adaptarse las redes sociales on line para mejorar la salud de la población”, enfatizaron lo científicos de Estados Unidos.