Sildenafil: ¿también para el corazón?
Por Alejandra Folgarait
Los fármacos utilizados para tratar la disfunción eréctil podrían ser eficaces también para los pacientes con insuficiencia cardíaca, según reveló un meta-análisis publicado en BMC Medicine.
Los medicamentos que inhiben la enzima fosfodiesterasa 5 (PDE5i) han recibido enorme atención por sus efectos benéficos sobre la sexualidad masculina. Los PDE5i (sildenafil, tadalafil, vardenafil) también se emplean en el tratamiento de ciertos problemas urológicos y en hipertensión pulmonar arterial. Más allá de estas indicaciones, la apuesta hoy es utilizar sus efectos vasodilatadores en otras patologías, empezando por la insuficiencia cardíaca.
En verdad, el sildenafil fue desarrollado originalmente para contrarrestar la angina de pecho. Fue a mediados de la década del 90 que se descubrió su utilidad para tratar la disfunción eréctil, ya que el sildenafil facilita la liberación de óxido nítrico en las células endoteliales de los vasos que irrigan el pene, resultando en vasodilatación, relajación y un aumento del flujo sanguíneo. Pero la enzima PDE5 se encuentra en toda la vasculatura sistémica, así como también en el miocardio hipertrófico. De ahí que algunos investigadores quieran utilizar estos fármacos para patologías cardíacas.
Si bien numerosos estudios observacionales señalaban que los PDE5i podían tener un efecto benéfico sobre la insuficiencia cardíaca, lo cierto es que el estudio clínico aleatorizado RELAX, que evaluó el efecto del sildenafil en pacientes con insuficiencia cardíaca y fracción de eyección preservada, no mostró beneficios.
Ahora, un grupo de investigadores italianos revisó 24 ensayos clínicos realizados sobre 1.600 pacientes y concluyó que los PDE5i tienen propiedades anti-remodeladoras (evitan los cambios en el tamaño y la forma del corazón como resultado de daños agudos o crónicos) y mejoran la función diastólica del ventrículo izquierdo. “Estos fármacos deberían ser ofrecidos razonablemente a hombres con hipertrofia cardíaca e insuficiencia cardíaca en etapa temprana”, escribieron Andrea Isidori, de la Universidad Sapienza, en Roma, y sus colegas. El efecto de estos fármacos según el género debería ser ensayado en un estudio grande, recomendaron los investigadores italianos, ya que el estrógeno afecta la eficacia de los PDE5i.
Otro meta-análisis, realizado en forma independiente por investigadores chinos, ya había concluido que el sildenafil mejora los parámetros hemodinámicos en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida, sin aumentar los efectos adversos (que van desde la hipotensión hasta el infarto).
Sin embargo, muchos especialistas advierten que el sildenafil no está aún listo para ser indicado en patologías cardíacas. “El meta-análisis italiano sólo provee evidencia paraclínica sobre los PDE5i; además, los efectos son heterogéneos, ya que el beneficio no es el mismo para los que padecen hipertrofia que para los que no”, evalúa Jorge Thierer, director del Consejo de Insuficiencia Cardíaca e Hipertensión Pulmonar de la SAC y jefe de la Unidad de Insuficiencia cardíaca de CEMIC.
“Las guías de insuficiencia cardíaca no consideran aún al sildenafil como un tratamiento a utilizar. Todavía no conocemos sus potenciales efectos perjudiciales a largo plazo”, advierte Thierer, quien ya había escrito en 2010, en la Revista Argentina de Cardiología, que la evidencia sobre el beneficio del sildenafil en insuficiencia cardíaca es creciente pero aún no concluyente. Aquél dictamen aún es válido para Thierer.