Técnica de medición de la presión arterial en el estudio SPRINT: ¿son válidas las mediciones de presión arterial no monitoreadas por personal de salud?
El estudio SPRINT fue un estudio independiente aleatorizado, multicéntrico y abierto que evaluó la estrategia de reducir intensivamente la tensión arterial sistólica (TAS) a un valor menor de 120 mm Hg vs. una estrategia convencional con una meta de 140 mm Hg.
Incluyó 9.361 pacientes mayores de 50 años con TAS ≥130 mm Hg y por lo menos un factor de riesgo adicional para enfermedad cardiovascular, pero excluyó pacientes con diabetes mellitus, accidente cerebrovascular previo o enfermedad renal avanzada. Evaluó la incidencia de un punto final primario combinado de infarto agudo de miocardio, otros síndromes coronarios agudos, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y/o muerte cardiovascular.
El estudio demostró que el tratamiento intensivo redujo el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad en comparación con la rama convencional. Estos resultados generaron mucho impacto y de hecho, en las guías de hipertensión arterial publicadas recientemente en las sesiones científicas de la AHA, se descendió el límite para definir hipertensión arterial a 130/80 mm Hg.
Sin embargo, en el último año, diversos autores no involucrados en el desarrollo del estudio SPRINT han cuestionado la validez de la técnica de medición de la presión arterial utilizada, que en muchos casos fue no presenciada por personal de salud, argumentando entonces menor validez externa del estudio.
Hasta ahora no se habían publicado datos respecto del impacto de la técnica de medición de la presión arterial del estudio SPRINT. El sub estudio publicado en las recientes sesiones científicas llevadas a cabo en Anaheim evaluó si existió alguna relación entre la presencia o ausencia de personal de salud y los valores obtenidos de presión arterial, así como en la incidencia del punto final primario. En todos los casos la medición fue realizada con un tensiómetro automático validado y con un reposo previo.
Se llevó a cabo una encuesta post-hoc a 8.645 participantes del estudio sobre la técnica de medición de la presión arterial utilizada y se los dividió en 4 grupos:
1: Pacientes que estuvieron siempre solos, antes y durante la medición (4.082 pacientes en 38 centros)
2: Pacientes que estuvieron siempre monitoreados por personal de salud (2.247 pacientes en 25 centros)
3: Pacientes que únicamente estuvieron solos durante el reposo previo a la medición (1.746 en 19 centros) y
4: Pacientes que únicamente estuvieron solos en el momento de la medición de la presión arterial (570 participantes en 6 centros)
Se observaron diferencias en algunas características basales entre los 4 grupos. Por ejemplo, el grupo 4 estaba formado por más mujeres hispanas y en el grupo 2 hubo mayor proporción de afro-americanos, tabaquistas y con mayor riesgo cardiovascular.
En los 4 grupos se observó que la rama de control intensivo logró valores de presión arterial sistólica por debajo de 120 mm Hg y la rama convencional de 135 mm Hg.
Al comparar la incidencia del punto final primario se observó una reducción en la rama intensiva en los 2 primeros grupos (siempre solos y siempre monitoreados). Pero no se hallaron diferencias significativas en los pacientes que estuvieron solos durante el reposo previo a la medición o en la medición de la presión. Ambos grupos eran los minoritarios.
No se observaron diferencias en la incidencia total de eventos adversos serios entre los 4 grupos.
Como conclusión, los autores del SPRINT afirman que se lograron similares niveles de presión arterial tanto en ausencia como presencia del personal de salud durante la medición, sin diferencias en el punto final primario combinado.
Debemos destacar la importancia de pensar todos los aspectos antes de realizar un estudio de investigación, ya que en este caso se cuestionó tanto la técnica de medición utilizada que llevó a la realización de una encuesta post-hoc. Dado que se trata de un agregado posterior, no se puede descartar que exista sesgo del recuerdo, lo que podría llevar a clasificar de manera incorrecta a los pacientes. Sin embargo, es un intento válido por arrojar luz sobre un aspecto cuestionado del estudio. Por otro lado, parecería que entrenar adecuadamente a los pacientes y utilizar un tensiómetro automático permitiría obtener valores de presión arterial válidos. El estudio SPRINT sigue dando lugar a la controversia.
Por la Dra. María Celeste Carrero, para SAC Joven