Favaloro y la investigación básica
La creación y desarrollo de la investigación Básica fue para René Favaloro un objetivo de magnitudes comparables al desarrollo de la cirugía cardiovascular en Argentina.
Fui un bendecido de poder haber visto en aquellos años 80 como un simple becario, el orgullo, emoción y pasión con el que el Dr. René G Favaloro hablaba y mostraba los logros de aquella magnífica obra desarrollada por el Dr. Ricardo Pichel y sus colaboradores. Cuando debía mostrar argumentos para conseguir aportes y poder concluir el Instituto de Cardiología y Cirugía cardiovascular de la Fundación Favaloro, su cita obligada con los financiadores, era venir a los laboratorios, bioterios, áreas de modelización y exhibir tanta excelencia.
Este relato posee partes de una reciente entrevista realizada por el Dr Pignataro para la revista de graduados de la Universidad Favaloro al Dr. Ricardo Pichel
“Mi relación con el Dr. Favaloro está íntimamente ligada a mi vida, así que debo ser auto referencial. No se cuantos saben que a mi la Medicina no me gustaba. Decidí ser médico cuando estaba en 2do año del secundario y me deslumbró mi profesor de Zoología cuando hizo la disección del pescado. Empecé Medicina en la UBA pero me aburría. En 2do año tuve Biofísica y me relacioné con uno de los tres hermanos Frumento, expertos en la disciplina. Ya había tenido a Carlos y Alberto, como profesores del secundario. Antonio trabajaba en la Academia Nacional de Medicina, en el Laboratorio de Biofísica. Recomendado por sus hermanos comencé a trabajar con él.
Frumento nos comenzó a dar un curso de Física a cuatro compañeros y en un par de semanas quedé sólo yo. Ahí me sugirió que estudiase en Exactas. Fui y me anoté e hice materias de las dos carreras. Pero en 4to año dejé Medicina para disgusto de mi padre. el 16 de diciembre de 1961, mi padre tuvo un ACV y falleció. Tuve tal sentimiento de culpa que volví a Medicina después del verano y me recibí el 26 de julio de 1962, luego de rendir 19 materias.
Un tiempo después me contactó con gente del servicio de Cardiología del Hospital Italiano y comencé a trabajar medio día. En ese tiempo no había Residencias pero si Practicantados. Al menos, la Cardiología me parecía algo interesante, ya que de alguna manera estaba más relacionada con la Física”.
Primer encuentro entre el Dr. Favaloro y el Dr. Pichel
La primer noticia que tuve del Dr. René Favaloro fue en el velatorio del padre de un anestesiólogo del Hospital Italiano. Allí llegó el Jefe de Terapia Intensiva, que acababa de regresar de los Estados Unidos. Contó asombradisimo que había un muchacho argentino en Cleveland , llamado Favaloro, que estaba haciendo una carrera excepcional. Se había ido con su mujer, a los 40 años, luego de estar más de 10 años como médico rural, en Jacinto Aráuz, Provincia de La Pampa. Yo pensé que el que hacía eso debía estar loco.
Al tiempo, en uno de los pasillos del servicio de Cirugía Cardiovascular del Hospital Italiano aparece un señor alto, “cara de niño”, tímido y le preguntó:
– Señor, busca algo?.
– Soy el Dr. Favaloro.
– Ud. es el Dr. Favaloro?
– Si, si.
– Sabe una cosa? Escuché la aventura que hizo. Ud. está loco!!!
El se rió y me dijo que venía con la idea de volver a la Argentina.
Cuando estaba en la cúspide de su carrera pudiendo decidir qué hacer y dónde, en 1971, volvió al país, para hacer acá lo que había desarrollado en el norte. Como muchos saben el Dr. Favaloro fue siempre profundamente argentino y sanmartiniano. Luego del bypass y antes de su regreso definitivo, el Dr. Favaloro viajó al menos una vez por año para realizar cirugías tanto en el Hospital Italiano como en el Sanatorio Güemes. Un día, me preguntó qué hacía yo en el Hospital Italiano y le dije que me ocupaba de la máquina de circulación extracorpórea y luego, de la recuperación del paciente. Le conté de mi error vocacional y de lo mucho que me hubiera gustado seguir física o matemática.
La actividad comenzó a aumentar, y ello conspiraba con los tiempos que yo podía dedicarle al Dr. Klimovsky.
Cuando René regresó al país, por sabio consejo de mi mujer, decidí hablar y pedirle ir a trabajar con él en el Sanatorio Güemes, que era donde se había establecido. Ahí recordó la charla que habíamos tenido en uno de sus viajes, donde le había dicho que estaba loco y le había contado mi desacierto vocacional. Por suerte lo recordó bien, porque cuando me dijo: ¿qué me podía ofrecer siendo él nada más que un cirujano? Le respondí que bien yo podría organizar el Departamento de Investigación y Docencia. Aceptó la idea y ahí comencé a trabajar con él en el Sanatorio Güemes.
Creación del Departamento de Investigación y Docencia
Pero entre 1974 y 1978 prácticamente no se realizaba investigación y había muy poco apoyo institucional. El único que me apoyaba era el Dr. Favaloro. Circunstancialmente y por una serie de casualidades, en 1978, él operó a uno de los dirigentes más importantes de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines (SDDRA). Luego de ello, el señor, que había quedado muy agradecido por el éxito de la cirugía, se enteró que el Dr. Favaloro estaba buscando un lugar para hacer tareas asistenciales, investigación y docencia.
La SDDRA había construído un edificio en la ciudad de Buenos Aires, en la calle Solís 453 (entre Venezuela y Av. Belgrano) para hacer un sanatorio para sus afiliados. Pero analizando que resultaba más caro equiparlo que contratar una prepaga y considerando que el edificio estaba vacío, se lo ofrecieron al Dr. Favaloro.
El Dr. René Favaloro les agradeció, pero les contestó que no podía aceptarlo ya que no contaba con los fondos para adquirir todo lo necesario para un Instituto de Investigación. Pasó tan sólo una semana y los directivos de la Sociedad se encontraron con el Dr. Favaloro y le comunicaron que habían conseguido, por donaciones de sus editores, 500.000 dólares para la adquisición de lo que se necesitase.
Primeros proyectos científicos y fundación del IICB (Instituto de Investigaciones en Ciencias Básicas)
El primer proyecto de Favaloro fue la creación de un corazón artificial. Luego de la sorpresiva donación, nos mandó a Salt Lake City-Utah-USA, centro mundial de los Mormones, a un cirujano para aprender la técnica y a mi para comprar el equipamiento.
Estuvimos tres meses y realicé compras por 80.000 dólares lo cual representaba 14 cajones para traer a la Argentina. Al regreso hubo un pequeño inconveniente en la Aduana para poder ingresar los equipos, pero que fue resuelto inmediata y satisfactoriamente por la intervención del Dr Favaloro. Al día siguiente estuvieron los 14 cajones en Solís 453. Y así se logró el equipamiento del futuro IICB.
Hacia fines de los ́70, principios de los ́80, empezó a incorporarse gente: los Dres. Peter Willshaw, Alberto Crottogini, Ricardo Armentano, Edmundo Cabrera Fischer, Juan Barra, Ricardo Quinteiro y Marcelo Biagetti, entre otros. En el proyecto del corazón artificial se trabajaba con vacas que las traían del campo de la familia Favaloro. Los días previos a la operación las dejaban pastando en un descampado que ahora es donde está el Hospital sobre Av. Belgrano, entre Solís y Entre Ríos. Luego las subían por el ascensor hasta el quirófano del 5to piso de Solís. El proyecto no tuvo éxito debido a la elevada mortalidad de los animales por insuficiencia cardíaca (edema agudo de pulmón). Era un procedimiento muy complejo con un postoperatorio muy complicado.
Hasta entonces, el Dr. Favaloro todavía seguía en el Sanatorio Güemes, pero se avanzaba con la idea de la creación del hospital. Éste recién se inauguró en 1992 y se construyó gracias al aporte de subsidios oficiales y privados.
Mientras tanto, yo seguía atraído por la investigación en ciencias básicas. En ese tiempo, me interesé por el desarrollo de la ecografía, del sistema Doppler y de la sonomicrometría. Envié a uno de los miembros de mi equipo, el Dr. Alberto Crottogini, a San Diego, Estados Unidos, para completar su formación en el tema. A su regreso comenzamos a aplicar la técnica, realizando investigación básica en perros, con una puesta a punto del método, muy laboriosa. Pero el esfuerzo rindió sus frutos y en 1987 el trabajo fue aceptado para publicar en una revista de cardiología de alto impacto (Circulation).
El día de la noticia me quedó grabado a fuego. El Dr. Favaloro, quien era más proclive a la investigación clínica, estaba complacido y emocionado, por el importante trabajo básico del equipo de investigación. A partir de ese momento, el Dr. René Favaloro comenzó a destacar la importancia de la investigación básica en los discursos o entrevistas que otorgaba. Esa fue la piedra fundacional del Instituto de Investigación en Ciencias Básicas (IICB), fuertemente apoyado por el Dr. René Favaloro en todos los aspectos, en especial el económico.
Luego numerosas publicaciones en mecánica cardiaca, electrofisiología básica y mecánica arterial, estas últimas con importantes aportes para estudios clínicos de uso habitual como la velocidad del pulso, los módulos de elastancia de la elastina y el colágeno arterial surgieron de estos laboratorios.
El crecimiento fue incesante, becarios, pasantes internacionales, la revista académica CORDIS . Los acuerdos con el INSERM de París para el estudio de la mecánica arterial, angiogénesis con IDI Roma Italia, Preacondicionamiento miocárdico con Universidad de Essem, electrofisiología básica con la Universidad de Sherbrooke y Laval en Cañada.
El resultado final de este proyecto fue la creación del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas en 1992 y luego lo que hoy conocemos como la Universidad Favaloro
Dr. Pablo Stutzbach