El corazón y las palabras (parte 3)

Diversos síntomas y signos presentan los pacientes que acuden a nosotros. Sus síntomas coinciden con los de alguna afección que conocemos, o nos recuerdan casos similares en los que ya hemos hecho un diagnóstico. Y si síntoma (del griego symptoma) se vincula con coincidencia, y con la idea de caer juntos (sym, juntos; pipto, caer), el signo (del latín signum) es la señal, algo objetivo que nos llama la atención y nos sugiere uno, o varios caminos. Signos y síntomas nos mueven a investigar, que es buscar los vestigios (del latín vestigium, planta del pie, suela, huella) de la enfermedad.

Muchos de nuestros pacientes son diabéticos (del griego diabetes, con el significado de sifón; porque el agua pasa a través de los pacientes como si fueran un sifón; aunque otros mencionan también el sentido de compás, por la imagen de verlos orinar con las piernas separadas, remedando uno); otros son gotosos (del latín gutta, por la destilación gota a gota de malos humores en la parte afectada).

Nos consultan sobre todo por angina, del latín angere, estrechar, ahogar; en su obra, ya citada en una entrega anterior, Ivonne Bordelois llama la atención sobre la proximidad con el griego ankein, estrangular; y es que el fonema ang reproduce en nosotros la idea misma de la constricción. A veces presentan un infarto, que rima con harto, y está bien que así sea, porque en el origen de ambos está fartus, relleno, y farcire es rellenar, atiborrar, embutir, tapar. Cómo escapar entonces a la imagen de una arteria atiborrada de grasas, tapada por un coágulo.

O tienen disnea, y en los casos más graves ortopnea (de pneo, soplo,respiro, con los prefijos dys, que implica dificultad, u ortho, que se refiere a lo que es recto, derecho, por la posición que adopta quien necesita erguirse para respirar). En muchos de ellos está presente el edema, palabra que remite a hinchazón (del griego oidos), y, cosas del idioma, refresca en nosotros el nombre de Edipo, que debe su nombre a haber sido abandonado en un árbol, colgado de los pies poco después de haber nacido, de manera que al ser encontrado tenía los pies (pous) hinchados (oidos).

Y, para concluir, recordar que hay quienes nos buscan por haber sufrido un síncope, (del griego synkope, acortamiento, desvanecimiento; de kopto, yo corto), palabra que bien mirada entonces, encontramos vinculada con la música sincopada (entrecortada, con interrupciones) y con el apócope, que es nombre amputado para hacerlo más breve.

Dr. Jorge Thierer

Fuentes consultadas

Joan Corominas. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana. Editorial Gredos, Madrid, España, 2000.

William Haubrich. Medical Meanings. A Glossary of Word Origins. American College of Physicians, Philadelphia, Estados Unidos de América, 2003.

Ivonne Bordelois. A la escucha del cuerpo. Puentes entre la salud y las palabras .Libros del Zorzal, Buenos Aires, Argentina, 2009.

 

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