80 Aniversario: Cómo fueron los inicios de la SAC
Por Alejandra Folgarait
El 9 de abril se cumplen 80 vueltas de la Sociedad Argentina de Cardiología alrededor del Sol. El aniversario, que coincide este año con el IV Congreso Multidisciplinario de Cardiología que se realiza en Mar del Plata, es una oportunidad para mirar no sólo hacia el futuro sino también a la historia de la institución que marcó a fuego a miles de médicos argentinos y que se convirtió en líder en toda América latina.
Según distintos testimonios, la Cardiología argentina se inició en 1901, cuando Abel Ayerza, profesor de Clínica Médica de la UBA, describió el síndrome de los “cardíacos negros”, un cuadro de insuficiencia cardíaca asociada con cianosis. Interesados por el origen de esta patología, muchos médicos jóvenes se dedicaron a partir de entonces a estudiar la fisiología del corazón. Así fue que, entre 1925 y 1933, se publicaron muchos trabajos sobre el tema de los cardíacos negros, firmados por algunos de los profesionales que fundarían luego la SAC. De hecho, la primera reunión de la Sociedad, el 9 de abril de 1937, estuvo dedicada a Ayerza.
La Cardiología se desarrolló en la Argentina a medida de que se importaron dispositivos para investigar el corazón y la circulación. Gracias al primer electrocardiógrafo traído al país por Bernardo Houssay, en 1912, investigadores de la Facultad de Medicina de la UBA pudieron estudiar por primera vez los registros eléctricos del corazón de pacientes y diferenciarlos de personas normales.
Fue la fundación de la Revista Argentina de Cardiología, en 1934, lo que comenzó a aglutinar a los médicos especializados de los principales servicios hospitalarios. La elección rigurosa del comité editorial y de los redactores científicos –entre los que se encontraban Blas Moia, Eduardo Braun Menéndez, Pedro Cossio, Antonio Battro, Alberto C. Taquini y Oscar Orías- fue determinante del estilo institucional que habría de tener la SAC, fuertemente orientado a la publicación de estudios y el debate de alto nivel científico.
Tras la creación de los primeros dispensarios para atención de pacientes cardíacos en los servicios hospitalarios de Clínica Médica, un grupo de médicos integrantes de la Revista intentaron formar en 1935 una asociación de Cardiología, pero los criterios selectivos para incorporar a los miembros hicieron fracasar esta propuesta.
La oportunidad para crear la SAC se abrió finalmente en 1937. Mediante un sistema de elección de pares, se nombró a 16 prestigiosos cardiólogos como miembros fundadores. Entre los 33 votantes, estaban los jefes de servicios de varios hospitales de Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Según señala Alberto Demartini, ex presidente de la SAC, fueron algunas reflexiones de Braun Menéndez en los albores de la Sociedad las que marcaron su devenir futuro: “¿Cómo lograremos el progreso de la ciencia cardiológica?”, se preguntó el discípulo de Houssay en una reunión realizada a fines de 1936. «Por la amplia discusión de los trabajos. Discusión no es sinónimo de objeción, ni siquiera ataque personal. Esta afirmación parece una perogrullada, pero desgraciadamente son muchos aún los que tienen un concepto erróneo de lo que es una discusión, la que, en definitiva, permite aclarar conceptos, corregir defectos de razonamiento o de técnica…»
Los primeros estatutos fijaron altas exigencias para el ingreso a la Sociedad. Sólo podían ingresar dos nuevos miembros por año y tenían que ser propuestos por la Comisión Directiva y aceptados en la Asamblea anual. Cualquier miembro que dejara de acudir a un tercio de las sesiones científicas anuales quedaba automáticamente excluido de la SAC. La institución era manejada por dos secretarios (el cargo de Presidente recién apareció en 1950) y la Revista pasaba a ser el órgano oficial de la SAC. El primer estatuto, aprobado en 1938, sería modificado muchas veces a lo largo de las siguientes décadas.
La primera Asamblea Constituyente, llevada a cabo el sábado 9 de abril de 1937 en el Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA, fijó una cuota mensual de 2 pesos y designó a los vocales de la primera Comisión Directiva (integrada por Battro, Cossio, Braun Menéndez, Moia, Taquini y Oscar Orías, como representante de la Revista) y nombró a los primeros Miembros Honorarios de la SAC (los profesores Francisco Arrillaga, Rafael Bullrich, Mariano Castex, Bernardo Houssay y Tiburcio Padilla). Al anochecer de ese sábado se festejó la primera cena de camaradería.
Muy pronto se sumaron cardiólogos extranjeros a la SAC y el 31 de julio comenzó la actividad científica de la Sociedad, con una reunión en el viejo Instituto de Semiología del Hospital de Clínicas. Recién en 1968 la SAC tendría una sede propia y, en 1974, su propio edificio en Azcuénaga 980, donde todavía funciona.
Los primeros 10 años
En 1938, la Comisión Directiva se reunió una sola vez, pero –a pedido del Dr. Cossio- la Sociedad aprobó la edición de una serie de folletos de divulgación sobre enfermedades cardiovasculares para distribuir entre la población. Desde sus inicios, la SAC estuvo comprometida no sólo con la ciencia sino también con la educación de la comunidad de pacientes cardíacos y la salud pública.
En 1941 se adoptó la costumbre de nombrar a los nuevos miembros titulares en una Asamblea a fin de año y en 1942 se realizaron las “Primeras Jornadas de Cardiología” para actualizar a los médicos. El primer tema de discusión científica fue la insuficiencia cardíaca. El éxito de esa jornada convenció a las autoridades de la SAC de abrazar el objetivo pedagógico de formar a los nuevos cardiólogos y mantener el alto nivel de los existentes.
Desde sus comienzos, la SAC realizaba alrededor de seis reuniones anuales y publicaba entre 20 y 30 trabajos científicos por año en la Revista. Pero los sucesos políticos de 1945 resonaron dramáticamente en la SAC, que suspendió su actividad hasta marzo de 1946.
Para estimular la participación de los cardiólogos, en 1946 se introdujeron algunas innovaciones: se pidió a todos los miembros de la SAC que enviaran a una reunión sus experiencias en endocarditis bacteriana y se les ofreció una nueva bebida gaseosa si se presentaban. “Así, los concurrentes saciaron tanto su sed de conocimientos científicos como su sed fisiológica”, escribe Alberto Demartini en el libro “Historia de la Sociedad Argentina de Cardiología” (1980).
En 1946, la SAC participó en el II Congreso Interamericano de Cardiología y se afilió a la Sociedad Interamericana (SIC). Ese año se formó también un Comité Internacional de Cardiología, que habría de organizar el primer Congreso Mundial en París, en 1950, y en el que hubo un delegado de la SAC.
Llegó 1947 y la SAC, ya afianzada, comenzó su organización moderna. Se imponen las reuniones quincenales de Comisión Directiva, se presentan 27 trabajos científicos y se crea un fichero con los datos de 200 médicos, a los que se invitaba regularmente a debatir.
También durante este año se crea la primera filial de la SAC, en Mendoza, y se amplía la labor pedagógica, dedicada a formar cardiólogos de excelencia en los centros más renombrados (el Hospital de Clínicas, el Instituto de Fisiología, más tarde el Pabellón Inchauspe en el Hospital Ramos Mejía).
Cabe destacar que, en 1945, la Facultad de Medicina de la UBA inicia la enseñanza de la Cardiología como especialidad a través de un Curso para Graduados, cuya dirección asume Pedro Cossio desde 1947 hasta 1955. La formación de graduados en cardiología continuará en manos de cardiólogos de la SAC hasta el día de hoy.
A fines de su primera década de vida, la SAC decide introducir reformas. Se elimina el límite de ingreso de dos cardiólogos por año y abrir la Sociedad a más cardiólogos para aumentar sus ingresos económicos. Así se impone el sistema de selección vigente: se aceptan los candidatos que cuentan con aprobación de dos tercios de la Asamblea.
La SAC también nombra un Secretario Ejecutivo (que se convertiría luego en Presidente) y se decide el ascenso automático del Secretario de Actas (actual Vicepresidente). Esta forma de conducción permitió que los más destacados cardiólogos de la Argentina fueran en algún momento líderes de la Sociedad y pudieran volcar en ella sus ideas y proyectos hasta convertirse en lo que es hoy: una de las más prestigiosas sociedades científicas del país y un referente de la Cardiología en todo el mundo.