¿Cómo impacta el consumo de sal en el control de la presión arterial?
Por el Dr. Martín Koretzky, médico cardiólogo, miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología.
La enfermedad cardiovascular es el mayor contribuyente a la mortalidad global. Debido a ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió una estrategia denominada 25X25 para disminuir en un 25% la mortalidad prematura por enfermedades crónicas no transmisibles para el año 2025. El control de los factores de riesgo en esta iniciativa es crucial. En este sentido, entre los factores biológicos se encuentra la Hipertensión Arterial y entre los modificables, la disminución del consumo de sal, para la cual la meta propuesta por la OMS es reducirlo en un 30%. (1)
En Argentina, según la Encuesta Nacional de Factores de Riego del año 2013 el 34,1% de la población tiene hipertensión. Por su parte, la ingesta de sal promedio por habitante es de 11,5 gramos, de los cuales entre el 65 y 80% proviene de los alimentos procesados. Por eso, para tomar conciencia de esta problemática es importante conocer las siguientes equivalencias: 1 gramo de sodio es igual a 2.55 gramos de sal (cloruro de sodio). Para llevarlo a un ejemplo concreto, en una cucharadita de té entran 6 gramos de sal, que sería equivalente a 2400mg de sodio y a 174 mmol de sodio.
En nuestro país, 1 de cada 3 personas es hipertensa y se estima que la hipertensión arterial es causa de 50.000 muertes cada año. Por eso, con la reducción de 1 gramo en la ingesta de sal por día, se podrían prevenir hasta 2000 muertes de origen cardiovascular y aproximadamente unos 20.000 eventos cardiovasculares al año.
El cambio cultural observado en la utilización del salero en la mesa (que registró una disminución del 31,6% respecto de la 2° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año 2009) evidenció el impacto de las políticas sanitarias que se vienen desarrollando en nuestro país. Un ejemplo de ellas es la implementación de la iniciativa “Menos Sal Más Vida” del Ministerio de Salud de la Nación, cuyo propósito es disminuir el consumo de sodio en la población. (2)
Por todo esto, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) tienen como objetivo acuñar el programa Objetivo 25X25 y ponerlo en práctica. Así, desde el Consejo Argentino de Hipertensión de la SAC se han desarrollado las siguientes estrategias para alcanzar los objetivos propuestos:
1. Concientización de la población para promover el conocimiento del contenido de sodio de los alimentos, dado que en nuestro país se consume más sal invisible que la agregada. Es fundamental que la población conozca que algunos alimentos que habitualmente se consumen tienen alto contenido en sal, como la pizza, el pan, las galletitas, los embutidos, las conservas, las picadas, los sándwich, el queso, las sopas y las bebidas gaseosas, entre otras. Cuando las personas van a comprar a los supermercados, más allá de las etiquetas informativas del contenido de sodio cada 100 gramos del producto, deberían tener una advertencia de “producto con alto contenido en sodio”.
Además, es importante resaltar que la actividad física regular, y la disminución de peso, del consumo alcohol y de tabaco, son medidas no farmacológicas fundamentales para la reducción de la presión arterial.
2. El diagnóstico de hipertensión arterial debería ser masivo. Toda la población tendría que conocer su presión arterial. Para esto, es importante que todos los lugares públicos, colegios, shopping, farmacias, etc., cuenten con un espacio para el control de la presión, con equipos validados, de bajo costo, personal entrenado; en donde aparte de realizar una técnica correcta de medición, se eduque y realicen los controles frecuentes.
En este punto, debería hacerse una campaña publicitaria fuerte que incluya carteles informativos del programa Objetivo 25X25, masificación de mensajes claros en programas televisivos y diarios de alto impacto, más allá de los realizados para las fechas de agenda como el Día Mundial de la Actividad Física o el Día Mundial de la Hipertensión, entre otros.
3. Por último, educar al médico sobre: la forma correcta de toma de presión arterial para así identificar a los pacientes con riesgo moderado, alto y muy alto. Esto permitirá lograr el control adecuado de la hipertensión y comenzar el tratamiento adecuado, con combinaciones farmacológicas aceptadas, lo más precozmente posible.
Este punto también contempla formar al médico para educar a sus pacientes. La mayoría hemos aprendido con el paciente horizontal, acostado en una cama, internado en un medio hospitalario y sanatorial. Allí somos capaces de saber estrategias diagnósticas y farmacológicas precisas, pero nadie nos entrenó para las personas que no se sienten enfermas, para el paciente ambulatorio que cree que es sano, pues no siente nada.
Tan importante como esto es educar a los niños como se hizo con el Programa EDUCANDO de la Fundación Cardiológica Argentina u otros programas para niños, como los realizados en Estados Unidos con Plaza Sésamo, ya que a través de ellos se podría transmitir un verdadero mensaje de cambio a los padres para la adopción de hábitos más saludables que redunden en una mejor calidad de vida de toda la población.
1. Ralph L Sacco y col, Circulation 2016, Mayo 9, 1-17
2. Daniel Ferrante y col, RAC 2007,75: 20-29