Obesidad: un llamado de alerta hacia la acción
Por el Dr. Hernán Cohen Arazi, médico cardiólogo (MN 92.861), miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología
Más de 5 millones de muertes prematuras por causa de Enfermedad Cardiovascular (ECV) entre los hombres y 2,8 millones entre las mujeres se proyectan en todo el mundo para el 2025. Por ello, en 2011 las Naciones Unidas fijaron un objetivo clave para alcanzar en el año 2025: reducir un 25% el riesgo de muertes prematuras por causa de enfermedades no transmisibles. Un equipo de trabajo mundial de Enfermedades Cardiovasculares – comprendido por la Federación Mundial del Corazón, (World Heart Federation), la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), la Fundación del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology Foundation), la Red Europea del Corazón (European Heart Network), la Sociedad Europea de Cardiología (European Society of Cardiology) y sus representantes y miembros en Asia, África y América Latina, se encuentran trabajando en la difusión de información y enfoques para alcanzar el objetivo propuesto para el 2025. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció una serie de objetivos claves entre los que se destaca la lucha contra el crecimiento del sobrepeso y la obesidad.
META MUNDIAL 7: Detención del aumento de la diabetes y la obesidad para 2025.
La situación en Argentina
Nuestro país no escapa a la tendencia mundial. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2013 (ENFR 2013), 4 de cada 10 personas mayores de 18 años tienen sobrepeso, y 2 de cada 10 presentan obesidad. Mientras que el sobrepeso se mantuvo estable con respecto a la ENFR 2009, la prevalencia de obesidad continuó en aumento desde la 1ª ENFR realizada en 2005. (Fig 1)
Tendencias en la Salud Cardiovascular Global
Lo que es peor aún la tendencia creciente también es evidente entre niños y adolescentes (Fig 2)
Mecanismos relacionados con el sobrepeso y la obesidad
Causas de Obesidad y sus implicancias
El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un balance positivo entre ingreso y gasto de calorías. Más allá de que existe una predisposición genética que podría explicar entre 40 y 70% del riesgo, la “modernidad” asociada a los cambios en los hábitos alimenticios y el mayor sedentarismo atentaron contra este balance. En nuestro país la inactividad física supera el 50% en adultos (55,1%) y llega al 20% entre los adolescentes de 13 a 15 años. El consumo diario de porciones de fruta y/o verdura por persona sigue siendo de 1,9, muy lejos de la dieta sugerida de 5 porciones de frutas y/o verduras diarias.
Lejos de transformarse en un tema relacionado con las preferencias estéticas, la obesidad tiene severas consecuencias en la salud: los depósitos de grasa se acumulan en diferentes tejidos provocando daño estructural y alrededor de órganos esenciales como el corazón y riñones, alterando el funcionamiento. También está claramente asociado con las apneas obstructivas del sueño, osteoartritis y complicaciones digestivas por reflujo gastro-esofágico.
Las células del tejido graso (adipocitos) son muy activos y producen diferentes sustancias que se asocian a una respuesta inflamatoria sistémica, hipercolesterolemia, resistencia a la insulina y riesgo de desarrollar diabetes.
La obesidad puede imaginarse como la enfermedad troncal de la que surgen otras patologías que claramente aumentan el riesgo cardiovascular. Tiene implicancias en el desarrollo de hipertensión arterial (el 60% de la causa de la HTA se explica por el sobrepeso), de la diabetes y de otras enfermedades metabólicas. Por ello el abordaje responsable de esta patología traerá beneficios adicionales. (Fig 3)
Existen distintas estrategias de abordaje de esta epidemia. Deben intervenir actores de diferentes áreas con medidas que abarquen objetivos complementarios.
1. Gubernamental: La dieta juega un papel fundamental en el desarrollo de sobrepeso y la ingesta de harinas refinadas, azúcares y alimento con altas calorías y bajo valor nutricional explican gran parte del exceso de calorías consumidas. Las políticas de intervención sobre la dieta abarcan desde campañas de información y educación hasta leyes que obliguen a manufactura responsable de alimentos.
El reino Unido ha desarrollado intensamente estas actividades a través de Comités de nutrición del Ministerio de Salud Pública, haciendo especial hincapié en la educación alimenticia de niños (UK Government´s Childhood Obesity Plan) y difundiendo guías de alimentación a la población. Se definió que un adulto debe consumir entre 2.000 kcal (mujer) y 2.500 kcal (hombre) y que los carbohidratos deben sean al menos 50% de esa energía pero con menos de 5% en forma de azúcares libres y las grasas saturadas < 11%.
Por su parte, Argentina es el tercer país en el mundo que reguló la no utilización de grasas trans, determinando que no deben exceder el 2% de las grasas en aceites vegetales y margarinas y no mayor a 5% en el resto de los productos.
2. Sociedades científicas: La educación de la población y los profesionales de la salud no debe quedar librada a la buena voluntad. También es responsabilidad de las sociedades científicas promover la difusión mediante educación médica continua y con la elaboración de guías que orienten en el diagnóstico y tratamiento de la obesidad y patologías concomitantes.
El Ministerio de Salud de la Nación elaboró guías de Práctica Clínica Nacional sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad en adultos que deben ser evaluadas, refrendadas y difundidas como parte de una política global por parte de las diferentes sociedades científicas involucradas (cardiología, pediatría, clínica médica, etc).
3. Profesionales de la salud: Son los efectores finales. Deben asumir la responsabilidad de incentivar a sus pacientes a tomar conciencia de la gravedad y las consecuencias de la obesidad. Es especialmente necesario encarar el tema desde los niños en edad pre-escolar, educando a padres y docentes.
Existe una muy baja tasa de tratamiento de la obesidad, en parte por desconocimiento y en parte por falta de confianza en los tratamientos disponibles.
Es importante incorporar conceptos fundamentales para asegurar la detección precoz de la enfermedad. Existen diferentes líneas de tratamiento que deben ser parte del arsenal de herramientas que el médico tiene que analizar de manera individual.
Existen diferentes medios de comunicación sobre las consecuencias de la enfermedad a la que los médicos y pacientes pueden acceder para favorecer la concientización sobre el adecuado control de este factor de riesgo que resulta un eslabón fundamental en el desarrollo de patología cardiovascular.
-Hall JE, da Silva AA, do Carmo JM,et al. Obesity-induced hypertension: roleof sympathetic nervous system, leptin, and melanocortins. J Biol Chem 2010; 285:17271-6.