Premio Kreutzer: Utilidad de los marcapasos y CDI con monitoreo a distancia en niños
Por Alejandra Folgarait
El Premio “Dr. Rodolfo O. Kreutzer” fue adjudicado en el último Congreso Argentino de Cardiología a un estudio pionero sobre marcapasos y cardiodesfibriladores en Pediatría. La investigación, realizada sobre pacientes que recibieron un dispositivo inalámbrico monitoreado en forma remota, mostró los beneficios y también las potenciales desventajas de utilizar esta tecnología en el país.
El estudio, realizado por cardiólogos y electrofisiólogos pediátricos de los hospitales Garrahan e Italiano, en Buenos Aires, siguió la evolución durante un promedio de 3 años de 27 pacientes que recibieron un marcapasos o un cardiodesfibrilador que se monitorea a través de Wi-Fi. La particularidad de los pacientes, de 12 años en promedio, es que vivían a más de 100 kilómetros de la Capital Federal (ver gráfico).
De los 27 pacientes que participaron en este estudio con dispositivos eléctricos, 7 recibieron un cardiodesfibrilador implantable (CDI) con el objetivo de evitar la muerte súbita. En cuanto a los otros 20 pacientes, recibieron un marcapasos endocavitario, mayormente debido a bloqueos completos congénitos. Al finalizar el estudio, 5 pacientes (18,5%) habían presentado 7 alertas rojas, lo que no sólo significó que el hospital recibiera un aviso de peligro sino que también le llegara un alerta al celular de uno de los electrofisiólogos para evaluar la conducta a seguir. Las alertas rojas se produjeron por arritmia ventricular en rango de fibrilación ventricular o por alteraciones en cables.
“El sistema de monitoreo remoto de dispositivos eléctricos es muy útil en la población pediátrica, ya que permite una rápida detección y acción cuando ocurre un fallo en el dispositivo o un evento arrítmico de relevancia clínica”, concluyeron los investigadores del estudio retrospectivo y observacional.
Estudio pionero
Gracias a los dispositivos que transmiten por internet las señales electrocardiográficas a una central, los chicos pueden evitar las consultas periódicas que los obligan habitualmente a suspender las clases y viajar junto con un familiar para que el cardiólogo chequee los parámetros de sus dispositivos.
“Empezamos a utilizar esta tecnología hace unos 5 años en el Hospital Garrahan y hemos visto que tiene muchos beneficios, por lo que a futuro estoy seguro de que se universalizará el monitoreo remoto de dispositivos, tanto en niños como en adultos”, evalúa Alberto Sciegata, jefe de Hemodinamia y Electrofisiología del Hospital Garrahan.
“Antes de nuestro estudio, no había nada publicado sobre estos dispositivos en población pediátrica argentina”, agrega Sebastián Maldonado, primer autor de la investigación y médico de la Sección Arritmias del servicio de Hemodinamia del Hospital Juan P. Garrahan. En la prestigiosa institución se implantan unos 20 marcapasos por año y los niños incluidos en este estudio fueron los primeros en recibir dispositivos de monitoreo remoto en la Argentina.
“Seleccionamos muy bien a los pacientes que recibieron estos dispositivos, ya que queríamos que se beneficiaran especialmente quienes viven más lejos”, apunta Maldonado. “Es necesario evaluar bien el contexto ambiental del paciente, ya que en la Argentina no hay una internet tan avanzada como en Estados Unidos o países europeos. Uno de los pacientes, que vive en el monte misionero, no tenía una señal adecuada para la transmisión a la central y no se podían enviar las alertas a nuestro hospital”, recuerda el electrofisiólogo pediátrico. En estos casos, aprendieron los especialistas, es mejor implantar un dispositivo tradicional y programar las consultas periódicas en Buenos Aires.
Pro y contra
Uno de los problemas actuales es que los dispositivos no vienen en distintos tamaños para adaptarlos al cuerpo de bebés y niños menores de 30 kg. “Tratamos de esperar a que los niños crezcan antes de implantarles un marcapasos o desfibrilador, pero a veces eso no es posible y hay que operarlos varias veces a lo largo de su desarrollo, especialmente porque los cables se calcifican o se rompen”. Además, recuerda Maldonado, las baterías tienen una vida útil de 10 años aproximadamente, por lo cual es preciso cambiarlas periódicamente.
Las complicaciones son dos a tres veces más frecuentes en los niños que en los adultos que reciben estos dispositivos, no sólo por el crecimiento progresivo del cuerpo sino también por las reacciones inmunológicas graves que pueden desencadenar los cables, a los que el organismo infantil reacciona como si fueran cuerpos extraños.
Entre las desventajas de los dispositivos inalámbricos que envían información una vez al día, cuando el niño se acerca a la base transmisora, también figura el costo, que es más elevado que el de los dispositivos tradicionales y, a veces, no es cubierto por obras sociales.
Con todo, el estudio que ganó el Premio Kreutzer confirmó que el monitoreo a distancia permite la detección temprana de arritmias peligrosas y, también, facilita identificar precozmente el deterioro de los dispositivos. El aviso de estos problemas a los médicos responsables permite que los especialistas se comuniquen con la familia del paciente para informarles las medidas a adoptar en cada caso.
“Los dispositivos con monitoreo remoto tienen beneficios para los pacientes, para las instituciones –ya que no tienen que programar tantos turnos- y para los médicos, que pueden controlar mejor a sus pacientes”, señala Sciegata. Eso sí, a medida de que la tecnología se expanda, habrá que contar con más médicos y técnicos capaces de recibir –y resolver- las alarmas que dispara este sistema.
Los autores del trabajo, que recibieron el Premio durante el último Acto Académico y que será publicado en la Revista Argentina de Cardiología, son Sebastián Maldonado, María Victoria Lafuente, Mónica Benjamin, Edgardo González Puche, Gisela Dorme, Diego Longarini, Marianna Guerchicoff, Pablo García Delucis y Alberto Sciegata.
Cardiólogos y electrofisiólogos pediátricos del Hospital Garrahan (S. Maldonado y A. Sciegata, en la foto) y del Hospital Italiano (M. Guerchicoff) confirmaron la utilidad del monitoreo a distancia.