Radiografía del infarto en la Argentina
Por Alejandra Folgarait
El tratamiento del infarto agudo de miocardio avanzó a pasos agigantados en las últimas tres décadas en todo el mundo. Sin embargo, un estudio presentado en el reciente 42° Congreso Argentino de Cardiología revela que aún falta mucho por hacer en el país, ya que la reperfusión cardíaca de los pacientes demora habitualmente entre 2 y 4 horas desde el primer contacto médico, contra 1 ó 2 horas recomendadas por las guías médicas nacionales e internacionales.
Según los datos del registro Argen-IAM-ST, 1 de cada 3 argentinos que padecen un infarto agudo de miocardio no reciben el tratamiento adecuado en el primer centro donde consultan por sus síntomas, por lo que pierden un tiempo precioso para evitar secuelas o, incluso, la muerte.
“Los pacientes derivados tienen un 35% menos de probabilidad de recibir tratamiento de reperfusión y una menor calidad en el tratamiento, al recibir un 47% menos de angioplastia primaria”, destacaron los investigadores del registro nacional.
En 1987, apenas el 15% de los pacientes con infarto de miocardio (IAM) recibían algún tipo de reperfusión cardíaca en la Argentina. En 2015, el porcentaje de pacientes que recibió trombolíticos o angioplastia primaria alcanzó al 85%. De todos modos, los cardiólogos argentinos señalan que hay un estancamiento en el tratamiento del infarto en el país, comparado no sólo con países desarrollados sino también con naciones vecinas, como Chile.
Fuente: Argen-IAM-ST. 2016.
Referencias:
ATC: angioplastia
TL: trombolíticos
Los recientes resultados del registro Argen-IAM-ST, llevado adelante en forma conjunta por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC) en todo el país durante 2015, revelan que se demora más del doble de lo aconsejado en desobstruir las arterias coronarias para tratar el infarto de miocardio con elevación del segmento ST. Una de las consecuencias de esta tardanza es la elevada mortalidad del infarto de miocardio en la Argentina, que asciende al 9%, de acuerdo con el registro.
“Esta problemática es mundial y los sistemas de salud deben trabajar muy coordinados para lograr en tiempo y forma un adecuado tratamiento de reperfusión”, afirmaron los responsables del Argen-IAM-ST.
Tiempo es vida
Los minutos valen oro en el tratamiento del infarto agudo de miocardio. Si el paciente es tratado en la primera hora de comenzados los síntomas, el riesgo de muerte se reduce a la mitad. Sin embargo, según los datos suministrados por 247 centros médicos al registro argentino, los pacientes tardan 135 minutos en promedio desde que empiezan a sentir los síntomas hasta que acuden a un hospital.
Quienes llegan a un centro médico que no cuenta con capacidad para hacer reperfusión y deben ser derivados a centros de mayor complejidad, tardan 350 minutos (6 horas) en recibir una angioplastia desde el comienzo de los síntomas para tratar su infarto. En cuanto a los pacientes que consultan en hospitales que tienen hemodinamia, la demora entre que empiezan con los síntomas y se les practica una angioplastia es de 245 minutos (4 horas).
Cabe destacar que las guías internacionales recomiendan una demora máxima de 120 minutos entre el primer contacto médico y el balón introducido por cateterismo para desocluir una arteria. Si el tiempo que transcurre es mayor a las dos horas, las evidencias muestran que la angioplastia no tiene mejores resultados que los trombolíticos.
¿Qué otras opciones existen para tratar el infarto cuando no hay hospitales con hemodinamia cercanos? El estudio europeo STREAM mostró que, cuando los pacientes se presentan con un IAM y el centro de hemodinamia está a una hora de distancia, es posible realizar lo que se llama “tratamiento fármacoinvasivo”. Éste consiste en suministrar primero trombolíticos y luego realizar una angioplastia de emergencia sólo en aquellos pacientes que no respondieron a la droga (30%). Al 70% restante, se le hace una angioplastia programada entre las 3 y 24 horas. El resultado del estudio con la modalidad fármacoinvasiva fue equiparable al estándar, con una mortalidad de 5% en cada grupo. En la Argentina, sin embargo, el registro reveló que el tratamiento fármacoinvasivo fue casi inexistente (6 de 141 pacientes).
De los 1.661 pacientes con infarto agudo de miocardio y segmento ST elevado registrados hasta 2015 en la Argentina, el 37% fueron derivados. Las demoras en la derivación superaron las dos horas desde el primer centro de traslado. “Apenas el 16% de los pacientes argentinos reciben trombolíticos antes de la derivación. Además, en la Argentina no se usan los más modernos (como el tenecteplase o TNK, un trombolítico IV) sino la estreptoquinasa”, destacaron los investigadores del ARGEN-IAM-ST.
“El tratamiento previo a la derivación podría ahorrar hasta 3 horas”, enfatizaron los cardiólogos argentinos. “Deberíamos conformar en nuestro país sistemas adecuados de derivación para el infarto como parte de un programa coordinado de alcance nacional, e incorporar TNK”.
Responsables del Registro Argen-IAM-ST:
Dirección General: Dr. Carlos Tajer, Dr. Gustavo Cerezo
Dirección: Dr. Juan Gagliardi
Coordinación General: Dr. Adrián Charask, Dr. Eduardo Perna
Coordinación de Centros: Dr. Julio Bono, Dra. Yanina Castillo Costa
CETIFAC: Dr. Roberto Lombardo, Dr. Armando Pacher
Base de Datos: Dr. Heraldo D’Imperio
Secretaría: Sra. Liliana Capdevila