Sedentarismo y actividad física: Cómo impactan en la salud
Por el Dr. Enrique Gonzalez Naya, médico cardiólogo (MN 110.257)
Con el fin de alcanzar las metas planteadas por la estrategia 25×25 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Fundación Cardiológica Argentina y la Sociedad Argentina de Cardiología han decidido abordar los factores de riesgo modificables para disminuir la mortalidad prematura por enfermedades crónicas no transmisibles para el año 2025.
Uno de los factores de riesgo de mayor importancia es el sedentarismo ya que la ausencia de actividad física adecuada altera la función endotelial y favorece la aparición de otros factores de riesgo como la hipertensión arterial, diabetes, alteraciones lipídicas, sobrepeso y obesidad.
Está demostrado que el ejercicio físico habitual favorece la prevención del infarto de miocardio, accidente cerebro-vascular y distintos tipos de cánceres. Además, mejora la salud ósea y funcional de las articulaciones, es fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso con reducción del sobrepeso y obesidad, disminuye el envejecimiento celular, el riesgo de caídas en adultos mayores y mejora la performance sexual.
No obstante, el sedentarismo se encuentra en constante crecimiento en nuestra sociedad desde hace varios años. Aparece ya en épocas tempranas de la vida y aumenta con la edad. En la actualidad, y con el advenimiento de la tecnología, el hábito sedentario en niños está teniendo una prevalencia cada vez más alta.
En Argentina, menos del 20% de los adolescentes realiza la actividad física sugerida para su edad y esta prevalencia es mayor en las mujeres adolescentes, de las cuales solo el 12% cumple con los requisitos mínimos para considerarse activa. En cuanto a la población adulta, la mitad es sedentaria y en los adultos mayores asciende al 60%. Estos datos confirman la enorme importancia del problema.
Con este panorama, es una obligación de la comunidad médica la transmisión a los pacientes de los beneficios del ejercicio y su indicación para la prevención de enfermedades.
Las recomendaciones escritas han demostrado su valor para el cumplimiento por parte de la comunidad de pacientes de las indicaciones de actividad física. No basta con decir “haga ejercicio”, es necesario planificar las actividades o bien recomendar la consulta a profesionales médicos o no médicos que puedan programar el ejercicio físico.
Las recomendaciones actuales sobre actividad física se pueden dividir según el grupo etario:
Niños y adolescentes: un mínimo de 60 minutos diarios de actividad física intensa o moderada.
Adultos y adultos mayores: un mínimo de 150 minutos semanales de actividad aeróbica de moderada intensidad o 75 minutos semanales de actividad física intensa.
Dentro de las opciones para actividad física moderada y de alta intensidad podemos tomar los siguientes ejemplos:
Actividad física moderada (aproximadamente 3-6 MET): requiere un esfuerzo que acelera de forma perceptible el ritmo cardíaco.
Caminar a paso rápido.
Bailar.
Jardinería.
Tareas domésticas.
Caza y recolección tradicionales.
Participación activa en juegos y deportes con niños y paseos con animales domésticos.
Trabajos de construcción generales (por ejemplo, hacer tejados, pintar, etc.), desplazamiento de cargas moderadas (< 20 kg).
Actividad física intensa (aproximadamente > 6 MET): requiere un esfuerzo mayor y provoca una respiración rápida y un aumento sustancial de la frecuencia cardíaca.
Caminar de forma más rápida (con la palabra entrecortada).
Ascender a paso rápido o trepar por una cuesta.
Desplazamientos rápidos en bicicleta.
Actividades recreativas en el gimnasio.
Natación (con aumentos progresivos de la intensidad).
Deportes y juegos competitivos (por ejemplo, fútbol, voleibol, hockey, básquet).
Trabajo intenso con pala, excavación de zanjas, etc.
Desplazamiento de cargas pesadas (> 20 kg).
También, es de suma importancia incluir actividades de fortalecimiento muscular, elongación y equilibrio con el fin de mejorar su calidad de vida, disminuir el riesgo de caídas y con esto el riesgo de fractura de cadera (lo que conlleva una mortalidad cercana al 25%).
En los adolescentes y niños, se recomienda disminuir al máximo el uso de dispositivos electrónicos (tablet, computadora, teléfonos celulares, PlayStation), a menos de una hora diaria; incentivar juegos lúdicos al aire libre, la actividad en clubes y centros recreativos; y la incorporación a gimnasios donde puedan ser orientados por personal especializado en la realización de ejercicios de fuerza.