Entrevista al Dr. Petr Widimsky
Iniciamos una nueva etapa e incorporamos a grandes referentes de la cardiología mundial. Es un inmenso placer poder contar, en esta ocasión, con la participación del Dr. Petr Widimsky, incansable cardiólogo intervencionista de la República Checa, Jefe del Servicio de Hemodinamia del Hospital Universitario Vinohrady en Praga, quien fue uno de los pioneros en la regionalización del tratamiento del infarto y creador del Prague Trial.
En esta ocasión, la entrevista fue realizada por el Dr. Guiseppe Marchese, fellow de cardiología intervencionista del Hospital Universitario de Verona que se encuentra realizando un entrenamiento en el Servicio del Dr. Widimsky.
Les agradecemos a ambos por su participación y esperamos que disfruten de la entrevista,
Equipo SAC Joven
Dr. Petr Widimsky
Jefe del Servicio de Hemodinamia, Cardiocenter, Hospital Universitario Vinohrady, Praga, República Checa.
Dr. Giuseppe Marchese
Fellow Cardiología Intervencionista en Cardiocenter, Hospital Universitario Vinohrady.
La medicina siempre me atrajo por varias razones, en primer lugar porque nos brinda la oportunidad de ayudar a otras personas.
En segundo lugar, porque permite combinar una parte asistencial, con la investigación y la docencia. Y en tercer lugar, porque es independiente de la política y del sistema político del país en donde vives. Como médico, uno puede trabajar en cualquier país del mundo y esto fue de particular importancia en los tiempos donde en Praga regía el comunismo, haciendo posible que la medicina lograra desarrollarse de manera independiente de la política.
Con respecto a la cardiología, cuando era estudiante de medicina, tuve la oportunidad de trabajar como practicante y enfermero en la unidad coronaria. Fue desde aquel momento en que la cardiología me atrajo desde ese entonces porque era una mezcla de medicina interna, urgencias médicas y exigía a la vez contar con ciertas habilidades manuales.
El primer sueño que tuve fue convertirme en un buen doctor para mis pacientes.
Mis sueños fueron cambiando a medida que pasaron los años, uno tiene distintos sueños a los 25, 40 y 60 años.
Siempre me gustó trabajar en investigación, en paralelo de la parte asistencial.
Probablemente los dos sueños más importantes que tuve durante aquellos años fueron:
En primer lugar la posibilidad de realizar el estudio PRAGUE y demostrar que la angioplastia primaria podía ayudar a todos los pacientes cursando un infarto en todo el país y no solamente a los pocos que vivían cerca de un centro con hemodinamia.
El segundo sueño fue separar la cardiología de la medicina interna. En este país cuando yo era joven, la cardiología era parte de la medicina interna y los pacientes con infarto agudo de miocardio o con disecciones de aorta eran tratados por internistas, algunas veces por gastroenterólogos, nefrólogos y no por cardiólogos. Y se veían resultados muy dispares, dependiendo de los centros donde eran tratados y por quién los trataba.
Y también puedo hablar de los sueños que tengo hoy en día, porque si bien tengo 61 años, todavía sigo teniendo sueños.
Mi sueño hoy es hacer que los cardiólogos, neurólogos y radiólogos trabajen de manera conjunta para mejorar los resultados de los pacientes con accidente cerebrovascular.
Afortunadamente he tenido más de uno. Muchas personas han influenciado en mi carrera. Primero, mi padre, Jiri Widimsky, que también es cardiólogo.
Luego puedo mencionar a mi primer jefe el Prof. Vlastimil Visek, el Prof. Paul Hugenholtz, fundador del Tórax Center en Rotterdam, lugar donde realicé mi entrenamiento en investigación, y finalmente al Prof. Harry Suryapranata, quien fue mi tutor cuando comencé a realizar angioplastias coronarias.
Probablemente el primero fue al terminar mi carrera de médico a la edad de 25 años, comencé a trabajar con ecocardiografía. En aquel momento, nuestro hospital fue el primer centro en todo el país que tuvo y realizó eco-2D y logramos publicar un libro de ecocardiografía en 1984 que ganó el premio al mejor libro de texto médico en Checoslovaquia en ese año.
Luego tuve el honor de ganar el Premio al Investigador Joven de los países de Europa del Este, en el mismo año.
Estos dos premios fueron muy estimulantes en los inicios para seguir adelante.
Luego en 1995 cuando tenía 41 años me convertí en Jefe de Cardiología de este hospital y comenzamos a implementar inmediatamente la angioplastia primaria como tratamiento en los pacientes con infarto con elevación del segmento ST. Y fuimos el primer hospital en este país en abandonar completamente los trombolíticos como tratamiento en los pacientes con infarto con elevación del ST. El último paciente que tratamos con trombolíticos en nuestro centro fue a finales de 1995.
Si tengo que considerar premios formales debería mencionar 3 de ellos:
1. The Gold Medal of Charles University Prague 2003.
2. The Czech Heard 2011: es un premio especial que se otorga al mejor científico del país.
3. Gold Medal de la ESC en el 2014.
El estudio PRAGUE-1 fue el primero de una serie de estudios clínicos, donde PRAGUE no sólo es el nombre de nuestra ciudad sino que también es un acrónimo (PRimary Angioplasty in patients transferred from General community hospitals to specialised percutaneous transluminal coronary angioplasty Units with or without Emergency thrombolysis).
Son una serie de casi 20 estudios, que fueron presentados en las sesiones principales de los congresos de cardiología más importantes del mundo.
El PRAGUE Trial fue un estudio pionero que incluyó pacientes con infarto con elevación del segmento ST admitidos en hospitales pequeños de la comunidad sin hemodinamia, randomizados a 3 ramas: 1. Trombolíticos, 2. ATC facilitada (rápido inicio de trombolíticos y traslado para ATC) y 3. Traslado para ATC primaria.
Esta idea surgió, porque desde 1995, como mencioné previamente, todos los pacientes con infarto con elevación del ST en nuestro centro eran tratados con ATC-p y con esta sistemática, nuestra mortalidad se redujo del 11% a 4%, de un año para otro, por lo que nos llenó de entusiasmo.
Cuando uno ve este fantástico logro para los pacientes que vivían en esta parte de Praga pensamos en ofrecerles esta posibilidad terapéutica a los pacientes que vivían alejados de un centro de hemodinamia. Para lograr esto, implicaba comenzar a pensar en la posibilidad de trasladar un paciente con infarto.
En aquel entonces, la idea de trasladar un paciente cursando un infarto con elevación del ST era considerada una “locura”. Entonces decidimos realizar un estudio clínico randomizado y solicitamos una beca de investigación al Ministerio de Salud que no nos fue concedida por considerar este proyecto de investigación como de poco interés y valor científico, sin embargo, nos autorizaban a realizarlo.
Entonces, tuvimos mucha suerte en convencer a las compañías financiadores de salud para que pagaran los procedimientos y el traslado de los pacientes entre los centros.
El resto del trabajo lo realizamos los médicos y enfermeras entusiastas y comprometidos con el proyecto, sin ningún tipo de apoyo económico.
Y así fue como empezamos…
Esta es una pregunta difícil. En serio, nunca consideré otra alternativa. Desde la escuela secundaria siempre pensé en estudiar medicina, y cuando me decidí tenía 17-18 años y nunca consideré otra cosa.
Tengo una anécdota graciosa, cuando estaba aplicando para la Universidad en esos tiempos estaba involucrado en el mundo del rock, organizando conciertos de rock. De hecho tengo muchos amigos que hacen rock y folk. Por lo que pensé que si no entraba a la Universidad, una opción era dedicarme a la cultura y a la música. Aunque nunca lo consideré seriamente.
A veces suelo decirles a mis estudiantes que la medicina es la mejor profesión, la cardiología la mejor especialidad, la cardiología intervencionista la mejor subespecialidad y la angioplastia primaria uno de los placeres médicos.
Ahora hablando en serio, la cardiología ha avanzado a pasos agigantados en los últimos 30 años, y he sido muy afortunado de vivir en este fascinante periodo.
Mi carrera profesional se ha desarrollado en un periodo en donde se han visto los mayores progresos de la cardiología y va a ser muy difícil lograr un progreso similar en los años que vienen.
Pero seguramente continuaremos teniendo gran éxito en el tratamiento del infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y las arritmias.
Sin embargo, no sucede lo mismo con el tratamiento del accidente cerebrovascular.
Por lo tanto, mirando hacia el futuro, podría predecir que la cardiología comenzará a trabajar junto a los neurólogos y radiólogos no sólo en la reducción del número de ACV (con un tratamiento adecuado de la fibrilación auricular y con la indicación de un tratamiento antitrombótico efectivo) sino también en el tratamiento percutáneo del ACV.
Tal vez, la neurocardiología sea una nueva especialidad que surja para tratar a estos pacientes.
Los problemas más grandes en el futuro serán la insuficiencia cardíaca y el ACV.
Trataré de ser breve. Les sugiero que trabajen duro, primeramente por los sueños y para los pacientes, no para hacer dinero. Si trabajan duro y si aman lo que hacen el dinero a la larga los alcanzará.